Por vía materna, el maestro Alfredo Leal Kuri tenía sangre libanesa. Surgido de la temporada novilleril de 1948 y alternativado en 1952 en la Plaza México, aunque con una segunda alternativa en Sevilla en 1954, el llamado "Príncipe del Toreo" fue una de las figuras referenciales que siguieron a la "Época de oro del torero mexicano", y se convirtió en un espada de primerísima línea en nuestro país, así como del otro lado del Atlántico.
Leal fue, por antonomasia, un torero de clase. No solamente era fino al vestirse de luces, sino que delante de los animales bravos manifestaba siempre el cuidado de la estética y los detalles en sus procedimientos, de tal manera que impactaba a los públicos gracias a su muy acusada personalidad, que atraía las miradas hacia su figura.
Artista en su concepto del toreo, Alfredo Leal tuvo una trayectoria larga y toreó hasta entrados los años ochenta. Cabe señalar que también se dedicó a la actuación y participó en algunas películas y telenovelas, además de fungir a finales de los noventa como representante ejecutivo de la Asociación Nacional de Matadores.
Otro de los libaneses matadores de toros famosos de México fue Valente Arellano, que también por parte de madre, Salma Salúm, tenía sangre libanesa. Desde su debut en la Plaza México, donde causó un inmenso alboroto con su valor, variedad y carisma, de golpe se convirtió en la figura de los novilleros de comienzos de los ochenta.
Su corta carrera taurina, truncada por un fatal accidente de motocicleta que tuvo lugar en su natal Torreón, el 4 de agosto de 1984, dejó huérfana de un ídolo a la afición mexicana. Sin embargo, su recuerdo perdura por haber conseguido muchos logros gracias a su enorme vocación torera.
El talento libanés en el periodismo
Los libaneses y sus descendientes también han incursionado en el rubro del periodismo taurino. Para no ir más lejos, el emblemático semanario nacional “El Redondel” fue fundado por el periodista Abraham Bitar, hijo de libaneses, junto con su socio Alfonso de Icaza "Ojo", mismo que se mantuvo en circulación de 1928 a 1987, y era una lectura obligada desde la noche del domingo, cuando salía a la calle con la público del día publicada, el mejor antecedente del periodismo digital que hoy día es el amo de la inmediatez.
Al paso del tiempo, esta icónica publicación dominical fue manejada por sus hijos, Alberto A. Bitar y Alberto de Icaza, dando continuidad a un proyecto periodístico que marcó toda una época en la prensa taurina mexicana y que fue punta de lanza en el ámbito de la crónica y los géneros de opinión, así como campo formativo para un puñado de periodistas mexicanos que iniciaban la aventura del "oficio más hermoso del mundo", que decía el célebre reportero polaco Kapuściński.
El gran aficionado tapatío Francisco Baruqui tuvo también antecedentes libaneses en su tronco familiar. Siempre con su verdad por delante y una convicción a carta cabal, Baruqui fue un riguroso pero conocedor crítico de toros y toreros, que sabía perfectamente que la coba es uno de esos males que perjudican a la Fiesta desde sus raíces.
Fue en el prestigioso periódico "El Informador" de Guadalajara donde dejó plasmadas crónicas en las que su interpretación de los hechos tenía un peso específico en el medio taurino. Líder nato de opinión, contribuyó a la consolidación de la seriedad de la Fiesta en el "Nuevo Progreso", empezando por el trapío del toro, tema en el que también tuvo siempre un buen número de detractores por su pureza y ganas de que el espectáculo se pareciera al de Las Ventas de Madrid, ciudad a la que acudía cada año a la Feria de San Isidro, y donde, paradójicamente, falleció.
Otro comentarista destacado en la tauromaquia mexicana, en este caso de la televisión, era descendiente de libaneses: Nadim Ali Modad. Nacido en Uruapan, Michoacán, desarrolló su profesión en la ciudad de Guadalajara, Jalisco, donde se convirtió en una destacado comentarista y líder de opinión entre la afición tapatía, así como en otras latitudes de la geografía nacional.
Nadim era propietario de un inmenso acervo fílmico taurino, tanto de España como de México, mismo que fue pie y simiente de su famoso programa "6 Toros 6", que perduró a lo largo de casi cinco décadas y que, ya bien entrado el nuevo siglo, se transformó en una plataforma de streaming para llegar a las nuevas generaciones de aficionados. (Continuará...).