Uno de los más destacados tentadores en la actualidad es el matador José Luis Angelino, quien explica que una de las claves fundamentales es "ahorrarle los capotazos posibles a las vacas; sería perfecto colocarlas al caballo con cuatro o cinco lances. Los inicios son básicos y fundamentales, ya que, dependiendo de las ganaderías, a los ganaderos les suele gustar que empecemos por abajo, aunque tenga poca fuerza y no ayudarle a las vacas, sino todo lo contrario".

Y, en este sentido, agrega: "Una vez me comentó Victorino Martín que, si una vaca tiene poca fuerza y tú le subes la mano, la puedes lastimar igual que si se la bajaras. Es importante torearla en la línea y con mucha suavidad. Las tandas tienen que ir de menos a más, citando de largo, para hacer notar la bravura y la casta de las vacas. Tanto Victorino Martín como Pepe Huerta, siempre me han dejado claro el concepto de no subir la altura de los trastos a un animal".

A lo largo de la tienta, hay ganaderos que indican al torero el desarrollo de la lidia. Manolo Mejía comenta: "Yo conocí a ganaderos de mucha prosapia y trayectoria dentro de la ganadería brava, y sí había ganaderos que te iban indicando y orientando lo que querían ver en sus animales. Te pedían que hicieras la faena de tal o cual manera, en concordancia con lo que querían analizar, y ya después te dejaban hacer lo que tú quisieras. Yo creo que en la actualidad son pocos los ganaderos que te piden que hagas algo en específico, porque no tienen la experiencia de los de antaño, pero sí es importante que, durante esta faena, exista una comunión entre ganadero y torero para tratar de ver virtudes y defectos de los animales en el desarrollo de la lidia".

En este sentido, Julián Hamdan destaca la importancia de que el ganadero se involucre: "En todo momento del tentadero me involucro activamente en los hechos, y creo que todos los ganaderos debemos hacerlo. Desde que aparece la vaca en el ruedo, a mí me gusta determinar en qué instante sale el torero para pararla y de qué manera debe hacerlo, si es apta para lancearla o solo bregarla". 

Asimismo, agrega: "También me gusta determinar cuántos puyazos va a tomar y a qué distancia. En la muleta, es muy importante indicar los tiempos que requiere la vaca y las distancias, toques y alturas, para poder ver mejor su desempeño. Con toda libertad, sea el torero que sea, yo me involucro, porque esto va a determinar el futuro de la ganadería y estamos haciendo un trabajo que tiene mucha importancia".

En cuanto a la labor del picador, Curro Campos explica que "en un tentadero, los puyazos son más sutiles y la técnica e intensidad es diferente a una plaza de toros, y se reúne distinto al picar a las reses. Todo tiene un orden y depende de lo que quiera ver el ganadero. La vaca se fija en el caballo y la función del picador es cuadrarla, para provocar la embestida al caballo. Y claro, se le da un castigo, con puyas de dimensiones diferentes, como ya explicamos, y el ganadero sabrá si quiere que la vaca o el macho embista más de dos o tres veces al caballo".

Agrega el piquero: "Normalmente son tres puyazos, porque de ahí depende la calificación. Es muy importante la fijeza del astado hacia el caballo, dado que en ese momento se empieza a percibir la bravura, y luego la prontitud en su arrancada. Y claro, la manera en la que se emplean al sentir el castigo; si aprieta más, es un buen punto para la calificación de su bravura, así como el tiempo que pelea debajo del peto del caballo".

La prueba del tentadero es un proceso exigente para los animales bravos, puesto que los ganaderos determinan y evalúan una serie de características que muestran en su comportamiento, tanto en el caballo como al momento de toreárseles con capote y muleta. Cada criador determina cuáles son los criterios de análisis, acorde con el concepto que buscan para su dehesa, aunque tampoco son radicalmente distintos.

En Rancho Seco, por ejemplo, hay alrededor de 10 parámetros de evaluación. El ganadero Sergio Hernández Weber los explica así: "Calificamos tanto los aspectos positivos, como los negativos. En la parte positiva, examinamos la bravura al caballo, al que mínimo deben ir tres veces y, en cada ocasión, se les pone más largo. Con capote y muleta, está la fijeza, la humillación, el recorrido, la movilidad, la repetición, la duración, la fuerza y el motor. También en la parte física, que sea una vaca de buen tamaño, que de crías grandes y con buena cara, acorde con su encaste".

En lo referente a los aspectos negativos que son penalizados, el ganadero detalla: "Cuando lleva la cara a media altura o cara alta; la sosería o falta de emotividad; el sentido, que es cuando la vaca, en vez de ir a las telas, busca al torero; la embestida corta y la debilidad, así como cuando tiene querencia hacia toriles o las tablas. En lo físico, que pueda ser una vaca que sea defectuosa, chaparrita o con poca cara, porque daría como resultado crías con sus características. Ahora bien, también es importante la sensibilidad; es decir, para tener un toro bravo, a veces es necesario aprobar vacas complicadas o duras, con mucha transmisión".

El ganadero Julián Hamdan también tiene claro lo que va a evaluar: "En mi caso, yo lo primero que le veo a las becerras es que tengan clase; lo segundo, que tengan clase, y lo tercero, que tengan clase. Para mí, una vaca con verdadera clase encierra todas las otras características, como el fondo de bravura, la obediencia, la fijeza, el recorrido, el estilo y la transmisión, así que esa es mi óptica como ganadero. Una vaca que es fija y humilla desde el primer tiempo del muletazo y lo remata de la misma manera, repitiendo, es una vaca muy brava. Muchas veces se separa la calidad y la bravura, pero yo siento que es al contrario, deben asimilarse como una misma cosa". (Continuará...).