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La tienta: La prueba de la bravura (I)

Martes, 20 Ago 2024    CDMX    Jorge Raúl Nacif | Infografía: LM     
Cada ganadero tiene un criterio propio para calificar a su ganado
Siempre se ha dicho que el campo tiene un sabor especial, aroma que destila la paciente gestación del eje central de la Fiesta, el toro de lidia, cuya condición de bravo lo convierte en una especie única dentro del reino animal y su muerte en el ruedo es símbolo de grandeza.

El desarrollo y afianzamiento de una ganadería posee como una de sus bases fundamentales a la tienta, tanto de hembras como de machos, milenario proceso de selección que le da entidad a los empadres -cruzas de sementales y vacas- que mantienen vigente a la dehesa y definen, al mismo tiempo, las líneas que precisan su concepto.

Los tentaderos permiten al ganadero distinguir a los animales que cumplan con las características deseadas, a lo largo de un exigente ejercicio en el que la tranquilidad del campo es fiel testigo de un revelador escrutinio de la bravura.

¿Qué es una tienta y cómo se organiza?

Para el ganadero Sergio Hernández Weber, de Rancho Seco, "la tienta es, junto con la realización de los empadres, los dos laboratorios más relevantes para definir la personalidad de cada ganadería. La tienta de hembras, que es la parte más importante, consiste en una lidia en la que se califican los aspectos positivos y se penalizan los negativos que puede tener una vaca, para decidir si se queda como madre de los futuros productos. Se califica la bravura, el estilo, la fuerza y también el fenotipo. Nosotros apreciamos alrededor de diez puntos".

De acuerdo con el ganadero Julián Hamdan, de la dehesa que lleva su hombre, "un tentadero es el laboratorio de la ganadería, aunque en realidad prefiero decir que es el examen o la prueba que nosotros le aplicamos a las vacas o a los machos para saber si tienen las cualidades o las características que, según el criterio de cada ganadero, tienen que tener para perpetuar la estirpe y el concepto ganadero de cada uno".

La diferencia entre la tienta de machos y de hembras, explica Sergio Hernández Weber, es que éstas últimas se torean como si fuera una lidia completa; es decir, se prueban al caballo, se torean con capote y con muleta, porque éstas no van a ir a las plazas. En cambio, a los machos solamente se les prueba frente al picador y que acudan a los burladeros, pero no se les torea porque se resabian y aprenden.

No obstante, sí identifican algunas características que definen al comportamiento, así como las físicas, para determinar el futuro de cada macho, como lo son tamaño, encornadura y sanitarias, para establecer si van a una plaza de primera o segunda, corrida, novillada o festival. 

El maestro Manolo Mejía, uno de los grandes tentadores del campo bravo mexicano, profundiza así: "La tienta de machos es diferente, pues los becerros no ven capote ni muleta. Los toreros solo tenemos una rama con follaje o alguna manguera, que sirve para llamar la atención principalmente cuando van al caballo. Primero se para al becerro a un burladero en la contraquerencia y de ahí le habla el picador".

Y agrega: "Va mostrando su bravura en las arrancadas y se califica tanto la acometividad como la forma en la que pelea en el caballo. Después, en cada viaje al picador, el becerro se saca por colleras; es decir, dos toreros lo van tocando, tratando de enseñarle al ganadero el son en la embestida, el temple y la fijeza, para que él vaya poniendo calificaciones a cada becerro para decidir su futuro; es decir, si será vendido para una novillada o una corrida de toros, y también pueda establecer para qué tipo de plaza puede ser enviado, o para determinar si el macho tentado se considera desecho y sirva para ser lidiado en un festival o enviado al rastro".

Acerca de las tientas de hembras, comenta que "las becerras sí se torean desde el capote, se fijan y se dejan al caballo; después de un puyazo, se vuelven a colocar, ahora a una distancia más retirada del picador y así sucesivamente, hasta que sean de dos a cuatro puyazos, para que sean calificadas. Pasamos a la muleta y son toreadas, para seguir siendo calificadas por el ganadero y tomar las decisiones correspondientes sobre si la becerra se queda para pie de cría. Se trata de un trabajo muy específico que es preciso hacer correctamente. Al final es una ayuda mutua entre ganadero y torero".

En cuanto a la edad del ganado para ser tentado el ganado, Julián considera que "lo ideal es que esta prueba se haga entre los dos años y medio y los tres años de edad. Debe de ser una experiencia muy solemne, como lo son los exámenes profesionales, desarrollarse en total silencio y seriedad. En mi caso, prefiero hacerlos con la menor cantidad de personas e invitados posibles. En realidad, yo suelo hacerlo de manera muy privada e íntima; ése es mi estilo".

Generalmente, comenta Sergio Hernández Weber, "las tientas las programamos en otoño e invierno; comienzan en octubre y terminan en febrero o marzo, cuando las becerras que se destetaron en su momento están cumpliendo dos años, pero también se tienta a lo largo del año, porque nos gusta invitar a los toreros que van a matar nuestros encierros, pues ésa es un poco nuestra filosofía, así como a los muchachos de la escuela taurina que tenemos aquí en Rancho Seco".

En las tientas, son utilizadas tres tipos de puyas, como lo explica el picador Curro Campos, uno de los más experimentados tentadores de México: "Utilizamos tres puyas diferentes. Para las vacas, se usa una piramidal cuadrada, que ayuda a descongestionarlas sin que sea muy grande el castigo. Para la tienta de machos se utiliza una piramidal cónica, que sirve únicamente para sostener la reunión, sin hacerle daño al becerro. También hay una piramidal triangular, mucho más pequeña que la que usamos en las plazas, que es para la prueba de sementales". (Continuará...).


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