Las dos cornadas que sufrieron la novillera duranguense Luz Elena Martínez y el mexiquense Paco de la Peña hoy en la Plaza México, dio la nota en una novillada donde otra vez fue evidente la falta de sitio y experiencia de parte de los novilleros que no la han pasado bien, dejando constancia de que la "caballada está muy flaca" en el escalafón menor.
Expectación causó el debut de Luz Elena quien se mostró valiente y determinada, por ello con el que abrió plaza lució toreando bien con el capote, aprovechando las embestidas de un bravo novillo con buen estilo de La Playa, al que, ya con la muleta, le tomó la distancia, le aguantó y pudo lucir en dos templadas series una con la izquierda y otra con la derecha.
El público le había respondido y tras un pinchazo, con decisión la duranguense, avencindada en Tlaxcala, se tiró a matar dejando la estocada entera, aunque baja, pero sufriendo una cornada en el muslo derecho de 20 centímetros sin que hubiera lesión vascular, pero sí destrozos musculares, por lo que fue llevada a la enfermería de donde ya no salió.
Esa fue de las tres actuaciones la más contundente pues el novillero mexiquense Paco de la Peña, quien salió a finiquitar con la espada la labor de Luz Elena, aunque no hubo necesidad de oficiar pues el astado se entregó al puntillero, anduvo con marcados altibajos en el de su debut, que fue bueno, aunque no para un arrastre lento. De la Peña pasó fatigas al matar.
Cuando apareció el cuarto, que le correspondía a Luz Elena, De la Peña inició su faena de muleta con doblones en los medios y en un descuido fue prendido por debajo del glúteo izquierdo, sufriendo una cornada que no le permitió continuar con la lidia.
Fue el tamaulipeco Kevin Loyo quien se quedó con la responsabilidad de lidiar a los novillos restantes. En su primero estuvo nervioso y poco pudo hacer. Luego, tras un hecho reprobable de ni siquiera buscar pegarle algunos muletazos al novillo que hirió a su compañero, lo pasaportó rápido.
Con el quinto y el sexto, su actitud y ganas de entregarse le duraron muy poquito al inicio de sus dos faenas. Una con dos cambiados por la espalda y la otra de rodillas, pero cuando se puso de pie, todo cambió para mal. Literal no supo qué hacer y todo se le fue en indecisiones, voltear al callejón a ver qué le aconsejaban y, por consiguiente, las protestas del público que hicieron más difícil su debut.
Por fortuna pudo matar a los cuatro astados y se marchó en medio de los aplausos de sus seguidores. Pero su falta de actitud le llevó a perder una oportunidad difícil de recuperar en la vida: tres novillos buenos en la Plaza México con los que pasó desapercibido, pudiendo cortar orejas.
Al final, el público, ante la ausencia de triunfos, comenzó a aplaudir a los ganaderos para que salieran al tercio, lo que sucedió con los jóvenes Teresa y Alonso Quijano, representantes de La Playa, algo que se está volviendo muy común y no siempre merecido, pues ese reconocimiento debe tener un sustento más sólido. Sin embargo, está siendo provocado por el juez Enrique Braun quien concede arrastres lentos a diestra y siniestra.