Como tantos otros soñadores de gloria,
Mario del Olmo Sánchez quiso ser torero en sus mocedades, y hasta se vistió de luces para torear novilladas, pero al final el destino quiso encaminarlo por otros pasos, no menos artísticos y llenos de retos, como los de la disciplina de la arquitectura, un arte mayor a través del que ha podido expresarse.
Y así lo cuenta en el cuarto capítulo de "Gentes del toro", en la entrevista que le hizo Juan Antonio de Labra, donde deja al descubierto su sencillez y esa simpatía tan contagiosa que lo caracteriza, pues no en vano su forma de ser le ha granjeado innumerables afectos entre la gente del toro, porque a diferencia de muchos padres de toreros, el "arqui" Del Olmo siempre supo mantenerse a una prudente distancia.
A lo largo de una hora, en esta amena charla, el padre de los matadores Mario y Mariano del Olmo González, cuenta sus avatares en la profesión de torero, de su gran amistado con el maestro César Girón, en la etapa en que mandaba en España, y cómo fue que acabó por recibirse como arquitecto, tras haber cursado sus estudios en la Universidad Nacional Autónoma de México.
Algunas obras al servicio de la tauromaquia, como las monumentales de Villahermosa o Apizaco, así como las instalaciones de la Asociación de Matadores, son obra de su ingenio, y quizá una de las más significativas haya sido la remodelación de la Plaza México en su etapa dentro del Patronato Taurino del entonces Distrito Federal.
Hombre cabal y discreto, además de agradable conversador y entrañable amigo, el "arqui" Del Olmo, a sus 88 años tan bien vividos, sigue dejando ejemplos de cómo andar el ambiente taurino con esa categoría que ya forma parte de su historia entre nosotros. Hoy tendremos la oportunidad de conocerlo un poco más a fondo. Así que los invitamos a escuchar este podcast.