Abrió el festejo el becerrista Diego Medina, quien tras una larga de rodillas, ligó lances con la figura erguida y manos bajas, así como un quite por gaoneras. Con toda la emotividad e ilusión propias de su juventud, ejecutó tantas por ambos pitones ante un eral de Cerro Viejo que dio buen juego. Terminó de estoada con tendencia y tres golpes con el descabello, y dio una vuelta al ruedo tras escuchar un aviso.
Pablo Hermoso, con el primero de su lote, de la ganadería Los Encinos, bravo y con gran recorrido, puso en pie a la afición desde la colocación de la primera banderilla con su maestría al torear a milímetros del ejemplar. Despachó de dos rejonazos y un golpe con el descabello. El toro recibió arrastre lento.
Con el cuarto toro, también de la ganadería de Los Encinos, al que tuvo que encelar más y colocarle dos rejones de castigo para hacerlo romper al alza y crearle una emocionante faena que transcurrió entre gritos de "¡Torero, torero!". Al compás de "Las Golondrinas" clavó el par a dos manos y después pinchó en varias ocasiones antes de asestar el rejonazo definitivo, para dar una aclamada vuelta al ruedo.
Joselito Adame con el de Torreón de Cañas lució con un quite por chicuelinas. Empezó la labor muleteril con una decena de pases de castigo para domeñar al ejemplar y lo llevó a los medios, donde inició las tandas nutridas de muletazos por el pitón derecho, donde el todo momento el toro apretó y embistió a su son con poderío y temperamento. El diestro hidrocálido terminó de estocada para cortar una oreja.
Con el quinto, Adame realizó una faena vibrante a la cual dio inicio en la boca de riego, donde citó con la mano diestra, luego se prodigó con naturales, a pesar que por ese lado el toro embistió con menor claridad., por lo que regresó a bordar con la derecha. Se entregó en la estocada para dejar una entera y cosechar dos apéndices, y compartir la vuelta al ruedo con los ganaderos Uribe, padre e hijo.
Leo Valadez ante otro de los toros hidalguenses del ganadero Julio Uribe Barroso, que protagonizó una gran pelea en varas, se esforzó por centrar sus acciones pero sufrió un par de desarmes antes de enderezar la ruta para ligar tandas por ambos pitones. Concluyó de estocada hasta las cintas para retirarse en silencio.
Con el sexto, Leo Valadez lanceó a la verónica y luego ejecutó un quite por zapopinas. Ante un toro que tuvo recorrido y transmisión, el hidrocálido instrumentó una labor con calidad, en diversos terrenos del redondel. Remató con tres cuartos de estocada y escuchó palmas.