Sorprendente fue su firmeza, la inteligencia y serenidad para resolver espontáneamente los momentos en que las cosas no le salían como él buscaba.
Variado y además templado cuando se lo dejó el astado, arrancó los oles del público.
Tras las ajustadas manoletinas consiguió una media estocada ligeramente caída que le valió una merecida oreja.
Con el Sexto en la tarde, novillo débil, pero de calidad, el tapatío inteligentemente lo llevó a media altura, consiguiendo tantas cortas de gran calado. Además tiene un valor sereno que, sin aspavientos, emociona al público. De no haber fallado al matar, hubiese conseguido otra oreja.
No cabe duda que en este joven tapatío hay un torero al que no debe perdérsele de vista.
Carlos Luévano se topó con un astado de calidad y recorrido sobre todo por el pitón derecho.
Luévano aprovechó por momentos las buenas embestidas sobre todo por el lado derecho.
Había que llevarlo pulsado lo que a Luévano le costó trabajo al principio. Pero logró tandas muy cortitas que se antojaban para más. Tras una voltereta, sin consecuencias que lamentar, Luévano se levantó para estar breve con la espada y salir al tercio.
Su segundo de imponente cornamenta, playero, dio pocas opciones que se juntaron con la
poca experiencia de Luévano que le buscó por dónde, pero no le encontró. Tardó en matar y escuchó dos avisos.
Pablo Martínez "Finito" sufrió un revolcón en su primero al torear por tafalleras tras haberlo recibido de rodillas aunque tuvo que poner pecho tierra a la salida del bravo segundo.
Con la muleta su faena no tomó altura. Muchos altibajos. El novillo le exigió y él a veces pudo y a veces no.
Tras un pinchazo dejó una estocada en mal sitio y hubo división de opiniones.
En su segundo, el tlaxcalteca consiguió detalles de un astado con movilidad pero no precisamente buen estilo al embestir con la cara arriba. El comportamiento de novillo con edad le hizo más difícil encontrar una labor de altibajos, con más voluntad que lucimiento.