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Talavante sonríe y Héctor se encasta

Domingo, 18 Feb 2024    CDMX    Juan Antonio de Labra | Foto: Sergio Hidalgo           
El primero cortó oreja por una grave cornada sufrida por el segundo
Mientras Alejandro Talavante volvía a sonreír en la Plaza México después de mucho tiempo, Héctor Gutiérrez derramaba su sangre en un ruedo al que venía a reivindicarse, consciente de que un triunfo en este escenario era, en este preciso momento, un tanque de oxígeno para su carrera, que apenas hace tres meses quedó a la deriva tras el rompimiento con la empresa Corona + Corona, que tanto había apostado por su futuro.

Y como los toreros son los mejores –o peores, según sea el caso– inversores de sus acciones en la "Bolsa Taurina", al final se la jugó en aras de un ideal, en el que pudo mostrar su carácter y la calidad de su toreo.

Ya desde los lances de recibo al torear a la verónica, pasando por el estoico quite por gaoneras, Héctor mostró a que venía hoy a La México. Y cuando estaba toreando con mucha entrega al tercer toro de la corrida, vino el navajazo certero, dramático, que le partió el muslo derecho. A pesar de sus esfuerzos por zafarse de las asistencias, tuvo que tragarse la hiel de una cornada que le dolerá más en el alma que en la pierna, sabedor de que hoy tenía que pasar algo más que eso. No pudo convencer a las asistencias de que lo dejaran matar al toro, y se lo llevaron, y consigo sus ilusiones, pero nunca su encastada reciedumbre de torero.

Pero en esos pocos pasajes en los que estuvo delante del toro de Villa Carmela, sí que pudo manifestar su valía, su pundonor, y un toreo de muchos quilates que habrá tiempo de que brillen de la mejor manera posible.

Con el estupor que siempre causa una cornada, Alejandro tuvo que dar muerte al toro que hirió a Héctor, y no se dejó influenciar de esa imagen tan dramática, sino que volvió a estar a la altura de las circunstancias, y muy por encima del segundo de su lote, con el que se inventó una faena interesante, en distintos terrenos, y que de haber terminado de mejor manera con la espada, hubiese cortado la segunda oreja de la tarde para salir a hombros.

Porque la primera se le arrancó al toro que abrió plaza a base de cabeza clara y corazón, ante un toro que no fue fácil, porque no se entregaba en la embestida y había que hacerle todo por nota. Y así se lo hizo el extremeño, con la naturalidad y experiencia de la madurez de una gran figura del toreo, en medio de la expectación y el gusto del público por verlo torear de menos a más, hasta llevar la faena a una cuota importante de emoción y cortarle la oreja al toro después de una tocada deletreada.

El Payo vino mentalizado a hacer las cosas bien, con sobriedad y torería, pero, lamentablemente, le tocaron tres toros con escasas posibilidades de lucimiento por su falta de casta. El queretano sólo pudo bosquejar detalles sueltos de buen toreo, que el público reconoció y valoró, pero sin llegar a romper por esa falta de chispa de los ejemplares que lidió. Una pena.

La gente esperaba más de esta corrida de Villa Carmela, y del resultado final del festejo por lo original y bien equilibrado del cartel. Pero hoy los toros quedaron a deber, de una divisa acreditada que en los últimos años había estado embistiendo de categoría. Por eso están difícil esto de criar el toro bravo y, más que nada, conseguir la definición genética de una ganadería, algo que muchas veces lleva años.

Y para el domingo que viene ya estará frotándose las manos la gente con otro cartel muy interesante, compuesto por José Mauricio, Emilio de Justo (que confirma la alternativa) y Diego San Román, con toros de la ganadería zacatecana de Pozo Hondo. Ojalá que la entrada sea tan buena o mejor que la de hoy, porque es una gozada ver los tendidos poblados y repletos de entusiasmo por la Fiesta, que vive una etapa dulce que es preciso aprovechar al máximo.

Ficha
Ciudad de México.- Plaza México. Quinta corrida de la Temporada de Reapertura. Media plaza (unas 20 mil 500 personas), en tarde soleada. Toros de Villa Carmela, desiguales en presentación y trapío (el 2o. protestado), de poco juego en su conjunto por su falta de bravura, salvo el 3o. que tuvo un punto más de transmisión, aunque fue un tanto tardo. Pesos: 542, 555, 510, 505, 525 y 514 kilos. Alejandro Talavante (tabaco y oro): Oreja, silencio en el que hirió a Gutiérrez y ovación. Octavio García "El Payo" (gris plomo y plata): Silencio tras aviso, ovación y palmas en el que mató por Gutiérrez. Héctor Gutiérrez (carmesí y oro): Herido. Incidencias: Durante la lidia del tercero, Héctor Gutiérrez, fue conducido a la enfermería para ser atendido de una cornada fuerte, en el tercio medio del muslo derecho, de la que fue estabilizado antes de ser enviado al Hospital Metropolitano para ser operado.

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