La tarde no se encaminaba hacia un triunfo claro luego de que el rejoneador Tarik Othón y Octavio García "El Payo" no las habían tenido todas consigo ante sus primeros enemigos, por lo que, al margen de las pocas prestaciones de los toros, el calor agobiante de 34 grados centígrados apremiaba en los tendidos a una afición que no lograba conectar con lo que sucedía en el ruedo.
Pero bastó tan solo el recibo capotero de Diego San Román al tercero de la tarde, para que el grito espontáneo de un aficionado despertara del letargo soporífero al tendido: "¡esto es lo que queremos ver!", gritó con voz al cuello.
El buen puyazo de Eduardo Rivera dejó en su punto al de Pozo Hondo, antes de que Diego realizara un vistoso quite por ajustados mandiles. Alejandro Prado y Gerardo Angelino cubrieron vistosamente el segundo tercio y, al sonar el cambio de tercio, los aficionados se frotaron las manos como presagio de lo que vendría enseguida.
San Román ya había paladeado el triunfo en sus dos actuaciones anteriores, por lo que, vestido de charro en color azul, llegó dispuesto a pegarse un arrimón por tercera ocasión y volver a conquistar la plaza regia.
"Mazapil" no era fácil, sus embestidas eran muy cortas y el queretano aprovechó la situación para cuajar una faena acorde al paso que le marcaba el toro. Fueron tandas por ambas manos, de mucha enjundia y con el arrebato de su juventud logró calentar al ánimo como se esperaba. Mató de pinchazo y estocada entera y se le concedió con justicia la oreja.
La faena del sexto todavía la seguimos disfrutando, no por lo bella que pudo ser, sino por el valor espartano que les imprimió a los muletazos en un palmo de terreno y que nos hizo vibrar al filo del asiento, con las manos empapadas del sudor nervioso.
El toro, como el resto de sus hermanos, no se empleó con calidad, y de pronto cambió de lidia, de un toro apenas regular, a un toro malo y peligroso. Al primer aviso, lo prendió de entre a las piernas y le pegó la voltereta. Lo que siguió fue la muestra de un torero que quiere hacerse figura a base de valor, exposición y mucho mérito, poniendo los muslos como carnadas y arrancando a su vez soberbios trazos. "¡Diego, Diego!", gritaba la gente.
Y si aquel grito en el tendido en su primero ya lo había adelantado, de lo que el aficionado quiere ver en el ruedo, los comentarios de los vecinos del tendido ahora en su segundo se escuchaban de miedo y de temor a que algo grave pasara, pues Diego mecía la muleta pegada a los muslos e incitaba cada vez más al peligro. Por fortuna no sucedió. Cuando ya tenía las dos orejas aseguradas, otra vez la espada lo traicionó y solo cortó una que le aseguró la puerta grande.
Por lo que respecta a El Payo ya señalamos que su primero no tuvo un solo pase, abrevió y mató pronto y en su segundo, primera reserva de Monte Caldera que sustituyó al segundo de su lote que se inutilizó en el primer tercio, resultó ser el mejor de mejor recorrido para el último tercio. Mató de pinchazo, entera y un golpe de descabello.
Tarik Othón, próximo a tomar la alternativa, batalló con su primero de poco recorrido, pero logró entrar en el gusto de la afición con el cuarto de la tarde, ante el que lució montando sobre los lomos de "Aquiles", que se llevó la tarde en los espectaculares quiebros. Mató de rejón trasero y cuatro golpes de descabello.
Cabe señalar que la corrida cerró la semana en la que la Ciudad de Monterrey celebró el 427 aniversario de su fundación, por lo que sería bueno que la empresa destinara esta fecha para institucionalizar el festejo, como sí sucede en Guadalajara, por ejemplo, y junto con el municipio otorgar un trofeo al triunfador de la tarde, como se hizo en el clásico norteño de futbol del fin de semana.
Por otra parte, se extrañó que se pasó por alto la efeméride del 45 aniversario luctuoso del maestro Lorenzo Garza, así como un recuerdo al recién fallecido matador hidalguense Jaime Rangel, después del paseíllo. Con esto queda todo listo para la siguiente corrida que será el domingo 15 de octubre, cuando se despedirá de la afición norteña Pablo Hermoso de Mendoza, quien realiza campaña de despedida en México.