La de esta tarde en Zacatecas era la primera de las tres novilladas que César Ruiz tenía contratadas este fin de semana en cosos de importancia, así que en intenso trajinar de las próximas horas, el novillero hidrocálido cortó la primera oreja, la única concedida a lo largo de festejo, antes de emprender el viaje rumbo a la Ciudad de México, para cumplir mañana a mediodía con su compromiso en la Plaza Arroyo, la que lo dio a conocer en marzo pasado y lo puso en circulación.

Y es que después de torear en la capital, volverá a la carretera para regresar a estos rumbos, ya que el domingo está anunciado en la plaza "San Marcos", donde también está previsto su debut en la novillada de Fiestas Patrias. De tal suerte que todo parece apuntar que su triunfo en Arroyo sigue dando frutos, y eso es lo que precisamente busca un novillero que quiere seguir toreando para afianzar la técnica y sentirse cada vez más seguro delante de la cara del toro.

Hoy en Zacatecas cayó de pie ante el público, que ovacionó su variedad capotera desde el primer lance, ya que interpretó "la tlaxcalteca" al saludar con el capote a la espalda, y de rodilla, al primer novillo de su lote, que al final fue el más potable de un encierro del hierro de San Fermín que no terminó de romper.

Y desde ese momento, Ruiz no dejó de cautivar con su sonrisa y deleitó al público con las banderillas, en un tercio que comenzó llevando sendos pares en cada mano, para clavar un par al violín y un arriesgado cuarteo en el que estuvo a punto de que el novillo le ganara la cara. Pero resolvió bien la papeleta para cerrar el tercio con un par de cortas al quiebro, previo cite rodilla en tierra.

Con el ambiente a su favor, y el novillo de menor trapío del encierro, Ruiz siguió ofreciendo espectáculo con una faena en al que brillaron los naturales de trazo largo, sentimiento abigarrado, y la barbilla clavada en la hombrera, que le jalearon con fuerza. Aunque la faena no tuvo la ligazón deseada, no dejó nunca de interesar a los presentes, y siempre contó con esa chispa tan característica de un torero sacado de la nostalgia de la legua. Aquellas sanjuaneras con las que abrochó el trasteo fueron otro guiño a Luis Procuna, como también lo había sido el comienzo de faena a pies juntos, toreando por alto.

La fulminante estocada con la que tumbó al novillo, fue el colofón digno para cortar esa solitaria oreja que le servirá para un futuro inmediato, y aunque en el sexto tenía la firme intención de redondear un triunfo, pues apostó decididamente desde la fallida larga cambiada a porta gayola, luego volvió a emocionar con las banderillas en otro tercio vibrante. Ya con la muleta no pudo gustarte tanto porque el de San Fermín terminó sin entregarse y no embestía con soltura. Sin embargo, el público nunca dejó de alentar a Ruiz, que se convirtió en el triunfador de un festejo interesante.

César Pacheco ofreció una entonada tarde de toros que no culminó con el triunfo por su falta de pericia con la espada. No obstante, mostró un sólido valor y una atractiva claridad de ideas con un lote al que había que hacerle bien las cosas.

El zacatecano se plantó con firmeza sobre la arena y a ambos novillos les hizo faenas macizas y estructuradas en las que estuvo por encima de la condición de ambos ejemplares, y eso fue un paso adelante luego de haber sufrido el trago amargo, apenas el domingo pasado, de haberse dejado un novillo vivo en la plaza "Nuevo Progreso" de Guadalajara.

Esta tarde servirá para recuperar la confianza y también para redoblar esfuerzos en su entrenamiento con la espada, porque hoy era una para haber tocado pelo. Pero al margen de dicho resultado, alcanzó a mostrar convicción y buen concepto del toreo.

Julián Garibay se tuvo que sobreponer a una fuerte voltereta del novillo que abrió plaza, en un trance que, por un instante, recordó a la grave cornada sufrida en España en la temporada anterior. El tapatío, que ya había toreado bien de capote al novillo que abrió plaza, se empeñó en agradar y más tarde hizo una faena que tuvo entereza, ya que era preciso taparle la cara y llevar bien embebido en la tela a un ejemplar que había desarrollado cierto sentido.

Y si la oreja no llegó a sus manos, a pesar de la petición del público, la vuelta al ruedo tuvo sabor a triunfo en una tarde donde más adelante se vio un tanto presionado por triunfar y llegó a embarullarse, sobre todo porque hasta en tres ocasiones fue desarmado por un novillo que topaba con la cara alta.

Las oportunidades para los novilleros que funcionan deben de ser constantes, y evitar así que es queden estancados. Por eso es muy significativo lo que César Ruiz tiene por torear en las próximas horas, en un reto que hacía mucho tiempo no enfrentaba un novillero mexicano que suma y sigue.