Pese a las fake news lanzadas temprano, asegurando que el alcalde cerraría la plaza hoy mismo antes de la corrida, creció la concurrencia. Tres cuartos de aforo, quizá pírricos para semejante cartel, pero valiosos dicientes en las condiciones de hostilidad política reinantes. Sin eso quizá lleno. Algo agarraron, alcanzaron a prohibir la presentación de Marco Pérez mañana en el festival.
Además, era el cumpleaños 65 de Cañaveralejo. Sol, fervor taurino, himnos a todo pulmón, ovación de saludo a la terna, vuelta al ruedo sin torear, brindis multitudinario. La historia de la tarde se sintetiza en eso y en dos toros, dos faenas y dos toreros por la Puertas Señor de los Cristales. Uno reaparecido y el otro triunfador de la pasada feria.
El segundo, "Luchador", un salpicado veragüeño que salió con aires rebeldes y no se dejó dar sino tres verónicas y media, antes de llevarse a William Torres con caballo y todo a los medios. El lato grado de dificultad que impuso motivó la orden de saludo a Santana y Rodríguez que, absortos en la lidia, la desatendieron.
Soplaba la brisa del Dagua, cuando los siete doblones genuflexos metieron en cintura y en los medios al renuente cunado terminaron ya estaba comiendo en la mano del extremeño. Para eso fueron. Las tres tandas siguientes todas derechas proclamaron quien tenía el mando y la gente y los músicos alborotaron. Por una y otra mano, por uno y otro pitón, por uno y otro compás, la faena se fue como agua, cristalina y fresca. Al remate de las cuatro manoletinas De Justo se autoinfringe una heria con su espada en el tobillo derecho. Renco y sangrante oficia un estocadón fulminante, se suma a la ovación al arrastre, da la vuelta con las orejas y se va para la enfermería.
Alejandro Talavante, que había pasado con más pena que gloria con el primero despezuñado y el primero bis, manso de bola, le cayó "Barbazul" como un billete premiado de la lotería. Bravo y noble, cornicorto. Celebró recibiéndolo con cuatro faroles y cuatro verónicas. Hildebrando le pone la puya que era, y el se lo quita con cuatro saltilleras y revolera. El brindis al Marco Perez fue de órdago y para honrarlo puso las dos rodillas en tierra e hizo rotar al juanbernardo cinco veces, antes de los tres por alto, el cambio de mano, el ayudado y el de pecho. Ni pa qué les cuento.
Confiado hasta el desmayo, quieto como una estaca en los medios, templó, mando y lio a discreción y sin una digresión. Para terminar y homenajear el cumpleaños tres bernadinas en honor a la memoria del torero triunfador en aquella corrida inaugural del 28 de diciembre de 1957. Las adobó sin solución de continuidad con un natural, un cambio de mano, dos derechas y una ayudado por bajo. Listo. La petición de indulto se generalizó y el palco cedió. Cuatro naturales le condujeron a toriles.
Roca Rey recibió una oreja de pipiripao por una faena estándar, desabrida, enganchada (dos veces), pinchada y estoqueada en sitio. Con el sexto y el séptimo de Achury Viejo regalado, trabajó muy poco vencido de antemano por la mansedumbre obtusa de los dos. Circunstancia que desaliño el final de corrida y la salida triunfal de sus alternantes.
Juan Bernardo Caicedo y sus hijos en el callejón, vivieron la lidia de sus toros con la ansiedad de siempre. Al final el discutible indulto y las ovaciones al segundo, ambos bravos, no alcanzan a inclinar la balanza hacia el triunfo del hierro esta tarde, pero compensan los esfuerzos y justifican la repetición mañana en el festival.
Ficha Cali, Colombia.- Plaza de "Cañaveralejo". Cuarto festejo de feria. Lleno, en tarde agradable. Seis toros de Juan Bernardo Caicedo (1o., sobrero sustituto) diversos en todo. Ovacionado el 2o. e indultado el 4o. Y uno de Achury Viejo (7o., como regalo). Pesos: 486, 463, 468, 480, 510 y 466 kilos. Alejandro Talavante: Silencio e indulto. Emilio de Justo: Dos orejas y ovación. Andrés Roca Rey: Oreja, silencio y silencio en el toro de regalo. Incidencias: El toro indultado se llama "Barba Azul", No. 176, negro, con 480 kilos. Salieron a hombros por la Puerta Señor de los Cristales, Alejandro Talavante y Emilio de Justo. De Justo ingresó a la enfermería tras la lidia del 2o., para ser atendido de una "herida por espada en cara posterolateral en tobillo derecho, que interesa piel, tejido celular subcutáneo y vena menor, que no requiere rafia. No se percibieron heridas tendinosa, ósea, vascular o nerviosa. Se hizo lavado exhaustivo, hemostasia y cierre por planos".