Leo Valadez se encontró con el toro "Sorpresa", de la ganadería local de Campo Bravo, un astado de 500 kilos que resultó un dechado de virtudes, mismas que Leo supo aprovechar para cuajar tandas largas y redondas por ambos pitones, mérito aparte de sobreponerse a las adversas condiciones climáticas que azotaron durante la tarde.

Valadez ratificó entonces su buen paso tras su exitosa temporada en España, en suma a sus triunfos en México, ahora la aduana ecuatoriana pudo disfrutar de la tauromaquia del oriundo de Aguascalientes, quien no se dejó nada en el tintero y cubrió los tres tercios de lo que fue una obra completa con variedad de quites, además de pasajes de mando e improvisación que valieron el perdón de la vida para el bravo ejemplar.

El Fandi cortó las dos orejas a su segundo toro, faena de mucho mérito al estar bajo la lluvia torrencial que enfangó el ruedo de la plaza. El granadino no se amilanó y dejó tandas que fueron jaleadas con mucha fuerza por el público. Luego de certera estocada dio la vuelta al ruedo con los trofeos. En su primero obtuvo un trofeo gracias a la porfía y pundonor que son elementos inherentes en su tauromaquia.

Manuel Escribano no se dejó ganar la pelea en ningún momento  y a base de valentía y exposición logró destacados instantes, en los que logró acomodarse para dibujar tandas largas entre los vítores del público estuvo con el torero durante toda su faena, la cual rubricó con certero espadazo para cortar las dos orejas. En su primero, sencillamente pasó inédito ante las pocas posibilidades, en lo que resultó un jornada triunfal para el deleite del público ecuatoriano que disfrutó de tres distintos conceptos en la segunda corrida en honor a San Isidro Labrador.