Otra tarde esforzada ofrecieron los tres toreros del cartel hoy en el último festejo de la Feria de Zacatecas, donde José Mauricio y Armillita IV cortaron una oreja por coleta, concedidas luego de haber realizado sendas faenas dotadas de entrega a toros de dos distintas ganaderías.
La de Mauricio, delante del cuarto toro (un remiendo perteneciente a la divisa de Marco Garfias) que no le puso fáciles las cosas en ningún momento. Y, la segunda, la que Fermín le hizo, con muy buena actitud, al que cerró feria, el único ejemplar rescatable del hierro titular de Carranco, que envió un encierro parejo, bonito de lámina y en tipo, que no dio el juego esperado.
Al igual que sus compañeros de terna, Gerardo Adame también tuvo que afrontar con pundonor una tarde cuesta arriba, a la que se sobrepuso al lidiar con voluntad de agradar a un toro complicado, corrido en quinto lugar, en un meritorio trasteo que culminó de media estocada fulminante, que estuvo a punto de ser premiada con otro apéndice.
Pero al margen de que ese trofeo nunca llegó a sus manos, no obstante la petición que había, Gerardo sí recibió el reconocimiento del público, que lo llamó a dar una vuelta al ruedo que le devolvió el ánimo tras haber realizado una labor de poco calado ante un toro de pobre juego que no le permitió confiarse, como fue el segundo.
Fue en el cuarto, de Marco Garfias, un cárdeno claro de reservona embestida, con el que José Mauricio sacó la casta y expuso sin cesar para sacarle partido, cuando parecía que no había forma de hacerle fiestas hasta que le salió adelante al rematar cada pase y le ganó la intención, con la complacencia de un público que terminó por reconocer su afán de triunfo.
Los muletazos finales, toreando por la cara, fueron el mejor final a una encomiable labor que culminó de una magnífica estocada que le valió el corte de esa oreja, que le devolvió la sonrisa y que paseó orgulloso en la vuelta al ruedo.
Cabe señalar que al que abrió plaza lo toreó bien de capote, sobre todo en dos torerísimos mandiles de un breve quite, antes de hacer una faena fue de aliño cuando el de Carranco vino a menos, y al que despachó de una estocada de buena ejecución, un tanto desprendida, de rápidos efectos.
La otra faena más redonda de la corrida la hizo Armillita al sexto, como quedó apuntado líneas arriba. El toro fue noble y tuvo más duración que los demás ejemplares de Carranco, aunque terminó soseando. A pesar de ello, el hidrocálido le buscó las vueltas ante el aliento de un público, que miró con mucho agrado todo cuanto hizo y le coreó muletazos con la mano derecha y los naturales de limpio trazo, además de los pases de pecho y otros adornos que compusieron una faena con el sello de la casa.
Y si con el tercero apenas pudo dibujar algunos detalles de calidad, fue porque el toro tampoco permitió el lucimiento. A esas alturas de la corrida ya se presagiaba que la tarde iba a ser de esas en las que casi no sucede nada interesante, hasta que llegó lo mejor en la segunda parte del festejo y el panorama cambió para bien.
Bajo los recios acordes de la "Marcha de Zacatecas" y un ambiente festivo, el público que había en la plaza salió reconfortada al llegar a su final una feria que, de suyo, fue histórica en el papel (con la celebración de diez festejos en un lapso de 15 días) en contra de una artera lucha antitaurina, a la que la empresa Don Bull Productions le plantó cara con una desmedida afición. Sin rajarse. Como los toreros machos. Y eso, señores, es digno de agradecerse, porque se trató de una auténtica gesta.