Una extraordinaria corrida de La Palmosilla, que dio un gran juego, sobre todo los tres primeros y el quinto, permitieron el lucimiento de la terna que salió a hombros con el mayoral, en una tarde en la que se cortaron siete orejas en Pamplona.
La tarde anterior Leo Valadez había asegurado que tenía miedo a la tarde de su debut ante la difícil y ruidosa afición pamplonica, pero dentro del ruedo, contagiado quizá con el triunfo parcial de sus compañeros Rafaelillo y Escribano, el de Aguascalientes mostró la otra cara al desorejar al toro de su presentación y asegurar la salida a hombros con ellos.
Valadez fue una grata revelación para el público feriante de San Fermín, que disfrutó la faena que el mexicano le instrumentó a "Memorable", número 59 y con 505 kilos de La Palmosilla, que salió tercero en el orden.
Había que asegurar compartir la puerta grande con Rafael Rubio "Rafaelillo" y Manuel Escribano que ya la tenían asegurada, por lo que Valadez salió a por todas desde que recibió de capa al ejemplar que tuvo prontitud, movilidad y transmisión para los engaños.
Tras el quite por zapopinas, la tercera de ellas de rodillas y el remate con la serpentina, Leo correspondió a Escribano el gusto de compartir el segundo tercio.
Sonriente, Valadez se fue a los medios y brindó al público su actuación que estuvo plagada de numerosos muletazos de todas marcas, desde molinetes de rodillas, derechazos, cambiados de mano, desdenes, vitolinas, pases en redondo arruzinas y de pecho. Una faena muy variada en la que hubo de todo, pero por lo mismo sin centrar el objetivo en claro. Mató d estoconazo y la presidenta Ana Elizalde le concedió la segunda oreja, al calor de la algarabía, que resultó un tanto exagerada y con la que dio la vuelta al anillo, llevando consigo al hombro la bandera mexicana. Para el toro también hubo el premio de palmas en el arrastre.
El segundo de su lote se llamó "Sombrerito", negro burraco ofensivo y que pesó 530 kilos. Cumplió de capa y estuvo variado con las banderillas. Mas sereno y reposado el hidrocálido cuajó una buena labor por pitón izquierdo, sin exagerar en la variedad de pases, misma que remató con ajustadas manoletinas. Mató de media ración y cuatro golpes de descabello, tras escuchar un aviso.
Por su parte, en su reaparición en los ruedos después de una peligrosa cornada en esta misma plaza que le apartó por un tiempo, un emocionado Rafaelillo volvió para entregarse al público en una faena con estructura al primero de su lote "Arrumbadito", al que recibió con dos largas cambiadas al hilo de tablas y posteriores lances a le verónica.
Su labor la brindó a Ángel Hidalgo, jefe de los servicios médicos de Pamplona, quien lo devolvió a la vida, física y taurinamente. Buena faena por ambas manos que coronó de estocada en buen sitio para cortar las dos orejas.
El segundo de su lote, "Vinatero", le exigió mucho, pero tuvo buenos momentos por naturales. En un momento de la lidia el toro le tiró un derrote y estuvo a punto de prenderlo, pero milagrosamente resultó ileso, sólo con golpes en la espalda baja. A este lo mató bien y le cortó una oreja.
Manuel Escribano se enfrentó a "Remilgado", otro toro con buen son que le permitió un largo lucimiento al torero sevillano, que se prestó para los lances de recibo, el quite de Valadez y el compartido segundo tercio con el mexicano.
El de Gerena instrumentó una faena interesante con la franela, por ambos lados, aprovechando el recorrido noble del astado. Mató bien y fue premiado con las dos orejas.
El segundo de su lote, "Pueblerino", también fue bueno. La faena fue acompasada y de buen gusto en la que el diestro se sintió muy a gusto, toreando con intensidad y sentimiento. Escuchó un aviso antes de entrar a matar de pinchazo y estocada. Petición de oreja que la autoridad no concedió, por lo que todo quedó en una aclamada vuelta al ruedo.