El coleta sanmiguelense estuvo siempre dispuesto, su lote resultó el menos áspero del encierro; al segundo de la función, lo recibió con una larga cambiada de rodillas y logró emocionar al cotarro; en varas recargó con fuerza y vino la gran ovación cuando Martínez tomó las banderillas. Con la muleta, tuvo que remar contra la corriente ya que el de Santillán se le colaba por el pitón izquierdo, y le miraba desde las pantorrillas hasta la cintura; la faena resultó, por tanto, derechista pero sin demeritar un trasteo regido por las condiciones del toro. Mató al segundo intento y el público pidió la oreja.
El quinto de la tarde tuvo momentos de mayor colaboración; sin ser un toro dócil, le permitió a Francisco disfrutar del toreo. Tras una vara bien ejecutada, de vuelta tomó los palos para recordar la antigua suerte de colocar un tercer par desde la silla… el público que lo abrigó toda la noche, literalmente saltó de sus asientos para ovacionarlo. Luego del susto provocado por un derrote que casi lo sofoca, el guanajuatense se sobrepuso y logró la mejor faena de la noche; halló la distancia que el astado requería y lució en tandas que calaron en la afición. Se tiró a matar y, tras entera ligeramente desprendida, el de Santillán rodó por la arena y Carlos Vega, juez de plaza, se vio obligado a sacar los dos pañuelos.
Gerardo Adame tuvo una noche cuyo mejor recuerdo será, sin duda, el haber tenido en el palco a quien probablemente sea su mayor motivación: su pequeña hija, quien por primera vez asistía a verlo en una plaza de toros. Desafortunadamente, enfrentó un par de bureles a los que muy poco se podía hacer; ejemplares bravos pero con genio y aspereza. Con el primero de la noche, bregó sin lograr un total acoplamiento (lo más destacable fue la actuación de Aldo Navarro, con las banderillas)… y, para sumar, el viento apareció para completar el cuadro. El cuarto de la noche no portaba mejores condiciones, salía con la cara arriba y regateaba las embestidas; luego de irse sobre el morrillo, y con el estoque en sus carnes, el toro tiró un último arreón que exigió la mayor atención de los toreros que esperaban a que doblara.
¡Qué difícil resulta abonar un terreno tan árido como el del mundo de los toros!; la Escuela Taurina Queretana, fundada en 2006, ha buscado aportar al crecimiento de la afición y a la creación de toreros. Para esta noche, en Provincia Juriquilla, prepararon una corrida mixta en la que debutó uno de sus alumnos; Alberto Mercado se presentó ante sus paisanos e intentó dejar constancia de lo aprendido en su corto periplo por la esfera taurina. La mayor virtud exhibida fue la serenidad; no se arredró en su primer compromiso en un cartel con dos matadores, y en esa plaza… tendrá que aprovechar las oportunidades que le brinde el destino, como ciertamente lo intentó, para destacar en el difícil arte de lidiar toros bravos.