Parece que el queretano Diego San Román no tiene tres meses que recibió la alternativa. En la cara del toro se planta seguro y lo trasmite al tendido. Porque si bien tiene un valor espartano, no luce a merced del toro ni ajeno a la situación.

Desde que se presentó en la zona metropolitana de novillero, primero en Tlaquepaque y, posteriormente, en la plaza "Nuevo Progreso", se ganó la admiración de los jaliscienses, misma que ratificó hoy por la tarde, al salir a hombros entre aclamaciones, ahora ya con su investidura de matador de toros.

Cuando Diego San Román cogió la muleta para dirigirse al toro que cerraba plaza, el respetable lo siguió con la misma atención que se sigue el paseíllo. Sabedores de la férrea convicción del torero queretano, los cerca de cuatro mil aficionados, se comenzaron a frotar las manos presagiando la faena grande que llegó y puso a la plaza de pie.

Una faena que trazó Diego a milímetros de los pitones, provocando y aguantando el corto pasar de "Cerros Blancos", el toro de la ganadería de La Estancia. La emotividad y bravura que le faltó a su oponente la desbordó el diestro de apenas tres meses de alternativa, con fuerza se fue tras el acero, para sepultarlo en lo alto, cortar las dos orejas y recorrer el ruedo entre gritos de "¡torero, torero!"

Con su primero, también pisó terrenos comprometidos, sin embargo, no conectó igual que con el último de la tarde, debido a que el débil toro rodó por la arena de continuo. Lo mató de una estocada entera y trasera, y obtuvo su primera oreja de la tarde.

Antonio Ferrera aprovechó las nobles embestidas de "Barba Blanca", por ambos lados al torear en redondo. A media faena, arrojó a la arena el ayudado para continuar dibujando el toreo al natural por ambos lados. Destacando los hondos pases en redondo y los cambiados de mano, volteando al tendido.

A veinte metros de distancia se arrancó hacia el toro espada en mano, pinchando y perdiendo así la oportunidad de tocar pelo. Con el infumable quinto de la tarde, abrevió.