Juan Fernando y Joselito, a hombros en MTY
Ambos matadores cortaron dos orejas en la plaza "Sebastián Medina"
Juan Fernando y Joselito Adame compartieron la salida en hombros hoy en la plaza "Sebastián Medina-Los Jacales" de Monterrey, donde cada uno cortó dos orejas los toros de la ganadería de Marrón, por una que obtuvo Antonio Ferrera del primer ejemplar de la tarde.
Ya se presagiaba que la corrida anunciada en la renovada Plaza de toros "Sebastián Medina–Los Jacales" de Monterrey iba a ocasionar mucho ruido y así fue. De entrada, las largas filas de aficionados para entrar a la plaza y los automóviles estacionados en una de las avenidas principales del sur de la ciudad, como es la de Revolución, ocasionaron que los tendidos registraran un lleno del aforo permitido que, se supone, fue un éxito para el empresario Raúl Rocha y una vitamina para seguir dando festejos de esta categoría.
En lo taurino, ver el triunfo del torero local, Juan Fernando, al lado de dos figuras como son Antonio Ferrera y Joselito Adame, sigue abrigando las esperanzas de que todavía se puede rescatar a un torero, antes de que los años se le echen encima y no haya dado el paso definitivo que se venía buscando.
Hoy al parecer ese Juan Fernando que nos tenía acostumbrados a simplemente "estar bien", rompió en un torero al que se le vio disfrutar cada momento en el que estuvo en el ruedo y que, para nuestra sorpresa, hizo cosas impensables, con otra actitud y siempre en plan de dueño de la escena en los toros de su lote.
Antes, Juan Fernando dejaba que las cuadrillas sacaran al toro del peto o que bregaran de un lado para otro en el segundo tercio, pero hoy se ha visto a un torero que cuida todos esos detalles y que él mismo se encarga de dar los lances que considera justos, cuidando siempre a su socio en suerte.
Técnicamente se le vio con oficio, impecable en los lances afarolados como con los que recibió al hilo de tablas a "Pateador", de la ganadería de Marrón, que fue el mejor del encierro y cuya suerte abrochó con tres verónicas templadas y un larga de pintura. Tras el puyazo de Eduardo Rivera, todavía se adornó con un quite soberbio en el que ligó las chicuelinas con las tafalleras, la revolera y una serpentina en la boca de riego.
El inicio de la faena fue trepidante, al consumar un inverosímil cambiado por la espalda que le rozó la taleguilla y que levantó el asombró en los tendidos. Era apenas el inicio de algo grande, que como decimos al principio, armará mucho ruido. Si ya en la Plaza México el sábado 12 se había visto más desenvuelto, lo de hoy en Monterrey simplemente debe marcar para Juan Fernando una fecha importante en la que está llamado a dar un paso hacia adelante.
Su faena tuvo matices importantes en tandas por derechazos, dejándole la muleta en el hocico al toro y ligar los muletazos con cadencia y clase, aderezadas con los olés espontáneos y hondos, rubricados con los pases por alto rodilla en tierra y una, dos y hasta tres dianas tocadas por la música, allá en las alturas.
También probó por naturales en una serie y hasta la regiomontana le dedicó a su maestro, presente en el tendido con su familia. Firmó tan singular faena con un estoconazo que hizo rodar al de marrón para tumbarle las dos orejas que paseó en una ovacionada vuelta al ruedo.
El segundo de su lote no tuvo un pase, débil de remos dobló en la arena repetidas veces hasta que abrevió y lo mató al primer viaje. Lástima, el carecer de toriles esta plaza y de que los toros bajen directamente de los cajones del camión, ha sido la causa de que bajen acalambrados y no se puedan ver en el ruedo como se debe.
Este infortunio también le pasó a Joselito Adame en el primero de su lote, el cual no dio prestaciones para su lucimiento. Con el quinto, obligado a ir por el triunfo, aprovechó las condiciones de "Parlanchín" y juntos platicaron en el ruedo en una buena faena por ambos lados, alegrada por la "Pelea de Gallos" y el ambiente festivo en los tendidos. Sepultó la mejor estocad a de la noche y fue premiado con las dos orejas.
La entrada indiscutible de público en los tendidos la ocasionó sin lugar a duda el hispano Antonio Ferrera, que tuvo un discreto saludo capotero al toro que abrió plaza, siendo el más pesado del encierro.
Ferrera no escatimó esfuerzos a pesar de que el viento le molestaba en la franela. En un palmo de terreno realizó un trasteo con vistosos sellos de su toreo, corriendo la mano baja y en redondo, girando las zapatillas y rematando con los de pecho.
Un grito de esos que no faltan en el tendido cálido diciendo "¡acércate más Ferrera!", prendió los ánimos del torero y del público del otro lado del tendido que a partir de entonces jaleó con más fuerza y sentimiento los muletazos, todos por pitón derecho ya que esta vez al peninsular se le olvidó probar por el pitón contrario. Una estocada recibiendo le valió para rubricar la faena y cortar la primera oreja de la tarde.
Ante el cuarto de la función mantuvo los deseos de agradar y deseos de llevarse la tarde, sobre todo que para entonces Juan Fernando ya se le había ido por delante. Fue otra faena similar a la primera, en derechazos de uno en uno y cuando ya tenía la oreja ganada, se dio a pinchar hasta en cinco ocasiones hasta dejar tres cuartos desprendida, no sin antes escuchar dos avisos.
Todavía quiso regalar un séptimo, un monumento de toro también de 570 kilos, pero desgraciadamente en los primeros lances acusó los calambres en las extremidades y pese a su esfuerzo no pudo mantenerse parado sobre la arena y fue devuelto al camión. Urge que esta plaza tenga corraletas y toriles, si pretende seguir dando corridas importantes.
Ficha
Monterrey, N.L.- Plaza "Sebastián Medina-Los Jacales". Primera corrida de la temporada. Tres cuartos de entrada del aforo permitido, en tarde agradable. Siete toros de Marrón (el 7o., como regalo, inutilizado y devuelto), bien presentados, de juego desigual. Destacaron 1o. y 3o. por su calidad. Pesos: 570, 480, 510, 510, 500, 490 y 570 kilos. Antonio Ferrera (grana y oro): Oreja y palmas tras dos avisos. Joselito Adame (tabaco y oro): Palmas y dos orejas. Juan Fernando (blanco y plata): Dos orejas y silencio. Incidencias: Tras el paseíllo se guardó un minuto de silencio por los recién fallecidos, don Rafael Báez, Raúl García y el novillero en retiro Ricardo Sepúlveda. Ferrera regaló un séptimo, pero al bajarse directamente del cajón, el toro se acalambró y tuvo que ser regresado al cajón, al no haber toriles o corraletas en la plaza.
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