Luego de la tarde de su presentación en Las Ventas de Madrid, el novillero hidrocálido Alejandro Adame se sincera en una entrevista posterior en la que expresa sus emociones que vivió el viernes anterior y donde dejó una grata impresión, tanto en los aficionados como en la prensa especializada.

"Para serte sincero, la verdad que no fue un día fácil por todas las emociones vividas: de sentimiento, de compromiso, de miedo, incertidumbre, pero sin duda lo recodaré como un día muy bonito, aunque no hayan salido las cosas tan redondas como hubiese deseado. Siempre se sueña y se tiene en mente tocar pelo y se sueña con salir a hombros, pero creo que di una muy buena imagen y una sorpresa que mucha gente no se la esperaba", dijo.

Durante el festejo se le vio relajado delante de la cara de sus enemigos de la ganadería de López Gibaja.

"Por los comentarios que me hace mi gente y algún aficionado que se me acercó, me resaltaban eso, que se me vio muy suelto por la plaza como si aquello no pesara. Pero si soy sincero, yo sólo me enfoqué en disfrutar cada momento de la tarde. Estaba muy seguro de mí mismo y claro que no me iba a poner a inventar cosas que no suelo hacer, simplemente hacer el toreo y hacer lo que he entrenado todo este tiempo y así se vio".

Destacó que su primero enemigo fue un novillo bravo, nada fácil, que le faltó clase, que tuvo mucha movilidad y muchísima transmisión que le ayudó para que su primera faena tuviera mucho calado.

"Ese primer novillo es el tipo de toro que gusta en Madrid y que sirve para Madrid y la verdad que lo disfruté mucho, sobre todo al final cuando con mi entrega le gané la partida y me regaló sobre todo esa última tanda por el pitón izquierdo que arrugó en algún muletazo que me dejé llevar y me relajé y salió algún muletazo bastante bello.  

"Mi segundo novillo, desgraciadamente, no tuvo duración. Fue un novillo sin calidad, sin clase y la verdad que eso, creo, que no se podía hacer más con tan poco. Intenté, puse toda mi voluntad para que aquello tuviera un argumento, pero cuando la pólvora se moja, hay poco que hacer", recalcó.

Viendo esta disposición del torero en el ruedo, el público madrileño estuvo con él y seguramente recordó las tardes de entrega que han tenido también sus hermanos, Joselito y Luis David, en años anteriores.

"Gracias a Dios creo que caí en el gusto y en ánimo de la gente. También yo creo que fue consecuencia de estar entregado desde el primer quite que le hice al novillo de mi compañero y posteriormente con mi primera faena de mi primer novillo. Vieron mi disposición, mis ganas y que intenté hacer lo mejor posible el toreo".

Comentó también que sí le pesó un poco el no estar toreando continuamente en público, más que en el campo.

"Me pesó mentalmente, pero en la novillada sólo salí a hacer lo mío, pero sí me pesó las últimas dos semanas. Lo último que había toreado había sido en México y tenía muchísimo tiempo sin torear en España, al final fue hasta un tanto desconocido para mí porque luego no sabes cómo va a reaccionar el público, porque no es lo mismo torear en el campo que en una plaza y con gente, pero creo que ayer se notó que no fue excusa para venirme abajo y hacerme menos, sino a sobreponerme a ello e intentar pasar este examen con la mejor nota posible", afirmó.

Para Alejandro fue muy satisfactorio poder brindar su segundo enemigo a su equipo de trabajo en los despachos.  

"Le brindé el segundo novillo al ganadero don Pepe Marrón, al matador Mario del Olmo y al maestro Zotoluco, porque son el equipo que se encargan de mi carrera actualmente. Fue simplemente un brindis de agradecimiento por la apuesta hacia mi proyecto, hacia mi persona y que creen en mí como torero".

Después de este compromiso el tercero de la familia Adame continuará su preparación y pronto regresará a México para continuar abriéndose camino.