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La actuación de Adame ante la prensa española

Sábado, 02 Oct 2021    CDMX    Redacción | Infografía: LM   
Correspondió a Adame llevarse las mejores menciones
Por segunda semana consecutiva, tras la actuación de los novilleros mexicanos en Las Ventas de Madrid, en la Feria de Otoño 2021, esta vez correspondió al hidrocálido Alejandro Adame llevarse las mejores menciones de los cronistas de la fuente española, en una tarde en la que no hubo corte de orejas.  

El País (EFE)  

El mexicano Alejandro Adame saludó la única ovación de la novillada celebrada este viernes en Las Ventas, tercer festejo de la Feria de Otoño, en la que, al menos por disposición, fue el único soplo de ilusión de una tarde gris, soporífera y muy deslucida también desde el punto de vista ganadero.

Hacía su debut en Madrid el último eslabón de los Adame, otra de las grandes familias de toreros que ha dado México en los últimos años, encabezada por su tío abuelo Efrén Adame y continuada por sus tíos segundos, Efrén y Teo, su primo Gerardo y, sobre todo, sus dos hermanos, Joselito y Luis David, matadores ambos ya consolidados y que saben lo que es dejar la firma de su apellido en grandes plazas.  

Y este Alejandro llegó al coso más importante del mundo dispuesto a seguir la estela de sus hermanos y, aunque le faltan todavía muchas cosas, se puede decir que gustó, al menos, en cuanto a las ganas que mostró desde que se hizo presente por chicuelinas en su turno de quites en el segundo novillo.  

Pero ya en su primero, tercero de la tarde, un utrero con transmisión por el genio que desarrolló en sus exigentes embestidas, el pequeño Adame no se arrugó en ningún momento y le plantó cara en una faena que aunó firmeza, frescura y disposición, y salpicada, incluso, con algunos pasajes sueltos al natural de buen corte.
 
En el sexto, en cambio, pasó más de puntillas ante un animal muy desagradable por la manera de defenderse y de protestar ante cualquier afrenta. El hidrocálido lo intentó por uno y otro pitón, pero al final no le quedó otra que cortar por lo sano.  
 El Mundo (Gonzalo I. Bienvenida):
 
La saga de los Adame continúa. Alejandro, el menor de los hermanos, cayó de pie en su presentación en Las Ventas. Muy dispuesto, con personal gusto y el temple propio de su tierra. El novillero hidrocálido había dejado su tarjeta de presentación en un ceñido quite por chicuelinas ante el segundo. Ya en su turno, se entendió con el de López Gibaja que tuvo buena humillación, aunque poco fondo para entregarse de verdad. Adame manejó con inteligencia terrenos y distancias -también en el tercio de varas poniéndose a la gente a favor-. Empezó el trasteo en los medios pasándoselo por detrás para después componer en redondo. Con la mano izquierda logró naturales de gran hondura.

Tuvo detalles de gusto, como un bonito trincherazo o un final andándole por delante. La estocada quedó suelta y se atascó con el descabello perdiendo la posibilidad de cortar alguna oreja.
 
Toda la tarde demostró un buen manejó del capote, además de variado, como seña de identidad del toreo mexicano. El que cerró la tarde fue un novillo bronco, rebrincado, que embestía por dentro. Brindó a Zotoluco. Adame, que lo sacó de una forma torera hacia los medios, se topó con su escaso fondo y su reservada condición. El hidrocálido no tiró la toalla en ningún momento, buscando el pitón contrario y confirmando la buena sensación dada en su anterior turno.  
 
ABC (Rosario Pérez):  

Alejandro Adame y "Unelabios" cosecharon las únicas ovaciones del festejo otoñal (con permiso de Sergio Aguilar, que se desmonteró). Había echado las manos por delante el guapo tercero en la vibrante bienvenida del mexicano, que quiso lucirlo en varas. No pareció luego el pase cambiado el mejor prólogo para tan rebrincado rival.

Tuvieron transmisión las ligadas tandas por la movilidad y la repetición del ejemplar, que necesitaba gobierno. Adame intercaló con desparpajo ambos pitones, con una coreada tanda inicial y un par de naturales notables antes del hilo de trincherillas. Todo lo emborronó con el verduguillo.  
 
La Razón (Rodrigo Carrasco):

Aunque no fuese una máquina de embestir, el astado lidiado por Alejandro Adame lo hacía con largura y nobleza. Aunque el saludo capotero prometía al mexicano le faltaron recursos para terminar de explotar las virtudes de su oponente. Lo atosigó sin darle la distancia que pedía el animal y una estocada delantera lo dejaría todo en silencio.


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