Además a estos atributos en el plano personal, Jesús fue un trabajador incansable que supo encabezar a un magnífico equipo, hasta hacer del Restaurante Arroyo un ícono de la cocina mexicana, y un lugar de respeto y difusión de nuestra cultura, incluida la Tauromaquia, a la que dedicó esa plaza bautizada como "Antonio Velázquez" que, andando el paso de los años, se convirtió en un semillero de toreros con las lujosas temporadas de novillada que organizó la familia Arroyo con tanto cariño y esmero.

Y antes de eso, preocupado por la formación de toreros, creó la Escuela Taurina "Pepe Alameda" con la finalidad de mostrar, a través de un programa de televisión conducido por el maestro, la formación y el descubrimiento de los nuevos valores, como en su día fue Manolo Mejía, que desde niño fue uno de los más destacados que pasaron por la plaza "Antonio Velázquez", inaugurada en 1971.

Quedará huella de su paso por la Plaza México, donde formó parte del Patronato Taurino del Distrito Federal, aquel que rescató la plaza en 1989 para dar una importante temporada de novilladas tras haber permanecido cerrada durante mucho tiempo. A lado del maestro Joselito Huerta y el abogado y aficionado práctico Lalo Azcué, Chucho dirigió los destinos del coso más grande del mundo en esos meses de incertidumbre y consiguió volver interesar a la gente en los toros y meter a los jóvenes a la plaza con aquellos Jueves Taurinos.

Porque además de ser amigo de cantantes, compositores, actores, periodistas, y demás personajes de la cultura popular de otro tiempo, Jesús se distinguió como un magnífico aficionado práctico que gustaba torear novillos de respetable trapío, con los que lucía esa personalidad que era una extensión de lo que hacía en su trabajo cotidiano al frente del restaurante, animando con su simpatía y ocurrencias todo cuando ahí sucedía.

Desde comienzos del año 2021 estuvo ingresado en el hospital, y ahí transcurrieron estos últimos meses en los que había estado muchas semanas en Terapia Intensiva, aquejado de distintas disfunciones que terminaron por minar su salud hasta que esa intensa llama se fue apagando lentamente, sin remedio.

La foto que ilustra esta triste noticia corresponde a uno de los homenajes que le rindieron en vida, como debe de ser, rodeado siempre de sus amigos que, seguramente, lo van a extrañar mucho por su enorme generosidad.

Su cuerpo será incinerado en la Agencia Gayosso de Félix Cuevas, pero no habrá servicios funerarios. Desde aquí enviamos nuestro más sentido pésame a toda su familia y amigos, a la espera de que el recuerdo de don Jesús, de "Chucho", permanezca como un ejemplo de entrega y dedicación; de esfuerzo y con un gran amor por la Fiesta. Descanse en paz tan entrañable personaje.