Así que luego de las proverbiales oraciones en el ruedo, que dan comienzo a la tienta en esta casa jalisciense, se tentó una vaca excepcional que permitió a Gallo sacar todo lo que lleva dentro, en presencia de quienes, con la misma dedicación y esfuerzo, como son el ganadero Juan Pablo Corona y su asesor, el matador Antonio Bricio, disfrutaron un gran día de campo bravo.

Pero es que una vaca que acudió varias veces al caballo del tentador oficial de la ganadería, el picador Martín Carrillo, y que permitió series de más de diez muletazos. Ver una bravura de esta calidad siempre es un gozo, porque para ello se trabaja.

A través de los años he escuchado expresiones, como "esa vaca puede hacer una ganadería". Desconozco si éste es uno de esos casos. Pero las sensaciones que vivimos los poquísimos asistentes a este encuentro taurino fueron intensas. 

Eduardo Gallo estuvo con la cabeza en su sitio; porque estos ejemplares, de ninguna manera es sencillo torearlos. Un espada que puede gustar mucho en nuestro país, y a poco que se le abran las puertas dejará constancia de su entrega.

A la par de la actuación del salmantino, el gallo de Aguascalientes no se quiso dejar ganar las palmas, como tiene que ser no obstante que estemos entre amigos y se trate de una tienta. Me refiero a Arturo Macías, uno de los buenos amigos de las familia Corona López, que también participó en la tienta y mostró que para él no hay imposibles. Como siempre.