Hace exactamente 60 años, el 16 de abril de 1961, sucedió un hecho que se puede calificar de "histórico", y que está registrado en los anales de la fiesta de los toros en México: la doble confirmación de alternativa de Raúl García y Gabriel España de manos de Fernando de los Reyes "El Callao".
García confirmó con el toro "Juguete", y España con "Alteñito", de la Viuda de Franco. Y este hecho no sólo es inusual por sí mismo, sino por haber cerrado un curioso "círculo": el de haber sido la consecuencia de la alternativa de ambos, recibida un par de años antes, en la Monumental de Morelia, el 1 de febrero de 1959, de manos de Luis Procuna, con toros de Torrecilla.
Aunque en la historia del toreo sí ha habido dobles alternativas, como aquella famosa del 12 de octubre de 1950 en Valencia, la que les dio Joaquín Rodríguez "Cagancho" a Miguel Báez "Litri" y Julio Aparicio; o esa otra que Curro Rivera les concedió a Fermín Spínola y Óscar López Rivera en San Luis Potosí el 27 de agosto de 2000, nunca se había dado el caso de que, tanto la alternativa como la confirmación, se otorgara a los mismos toreros en idénticas circunstancias.
La corrida que nos ocupa, la de la Plaza México, no tuvo la brillantez que se esperaba, y con el antecedente de la fuerte rivalidad entre García y España. Sin embargo, el de Monterrey consiguió los mejores pasajes de la tarde, y en su segundo toro dio una vuelta al ruedo.
La confirmación de alternativa que no hicieron el mismo día fue la de Madrid, en Las Ventas, pues mientras Gabriel España ratificó su doctorado el 1 de julio de 1962, con Luis Alfonso Garcés como padrino, y toros de Salvador Guardiola, Raúl García lo hizo años después, el 26 de mayo de 1966, en un cartel envidiable: Paco Camino y Manuel Benítez "El Cordobés", con toros de Francisco Galache.
Antes y después de esta corrida de la Feria de San Isidro, la carrera de de Raúl García tendría triunfos muy importantes en el mismo escenario, como fueron los dos indultos conseguidos tanto en 1965, al toro "Comanche", de Santo Domingo, como en 1967 a "Guadalupano", de Las Huertas, que son dos de los hitos más significativos de una carrera plagada de verdad y reciedumbre, muy en la cuerda de su querido tío, el gran Gregorio García.