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Tauromaquia: El Capítulo Puebla y su misión

Lunes, 29 Mar 2021    Puebla, Pue.    Horacio Reiba | La Jornada de Oriente   
...si se desatiende la difusión y el libre desarrollo de la Fiesta...
El jueves anterior quedó formalmente instalado el Capítulo Puebla de Tauromaquia Mexicana Siglo XXI. Se decidió y constituyó con toda urgencia como respuesta obligada a la situación recientemente vivida en la capital del estado ante la amenaza municipal de abolir las corridas de toros, salvadas por tan solo un voto de diferencia. De ahí la general preocupación por el futuro que se palpó durante un acto al que el recurso del Zoom no le restó calidez ni solemnidad. Preocupación pero también confianza y unidad de propósitos.

Platicábamos los implicados que la problemática actual obliga a adoptar una actitud de, digamos, autodefensa y difusión simultáneas. Demasiadas emociones sin control circulan por las redes sociales –principal recurso propagandístico de la taurofobia– y presupuestos muy altos  mueven a los líderes del movimiento antitaurino internacional. Dos aspectos, sobre todo el segundo, en los que nunca podríamos competirles. Por lo que conviene afilar nuestras armas en otro tipo de fraguas, y esgrimirlas con sapiencia y tino.

Por fortuna no estamos desprovistos de buenos argumentos, que conviene integrar a una estrategia basada en dos premisas fundamentales: permanecer organizados y unidos tanto en la intención como en la acción, y que cada quien conozca y asuma seriamente su papel. Recordemos que gran parte de la embestida abolicionista la hemos propiciado los propios taurinos por dejadez y falta de presencia y compromiso.

El buen olfato abolicionista

Hay un hecho incontrovertible: lo mismo en México que en otros países, las organizaciones antitaurinas han sabido detectar los puntos donde la tradición taurina estaba más debilitada o de plano no arraigó nunca –lo mismo Las Palmas o Cataluña, que Quintana Roo, Guerrero o Sinaloa–. Y si eventualmente eligieron a Puebla como un blanco idóneo, tendríamos que empezar por preguntarnos dónde quedó el entusiasmo con que se acudía "El Relicario" durante los tres lustros que duró la gestión del siempre bien recordado José Ángel López Lima, que marcó un hito en la historia taurina de la ciudad hasta que lo quitaron de en medio, con su cauda de mañas y corruptelas, los tres gobiernos estatales que secuestraron la plaza y desmovilizaron la fiesta de toros en nuestra ciudad.

Primera lección a tomar en cuenta: si se desatiende la difusión y el libre desarrollo de la Fiesta, las  consecuencias pueden ser fatales.

Lo que nos toca hacer

Los taurinos poblanos, organizados hoy en torno al Capítulo local de TMX, deberíamos partir de la convicción de que la mejor manera de defender la Fiesta consiste en dar a conocer abundantemente su significado, su historia y sus valores. Y para enfrentar los ataques que sin duda vendrán jamás recurrir a la insidia, el insulto o la descalificación –recursos favoritos de nuestros adversarios–, sino hacerlo con altura cultural y pedagógica para mostrarle a la sociedad de qué lado está la razón y qué tan lejos puede llegar –y de dónde viene– la voluntad de destruir nuestra identidad como país y nuestro apego y gusto por sus tradiciones más entrañables.

Para participar en ese intrincado ajedrez se impone una estrategia que incluya realismo, imaginación y autoestima. Estar ciertos y claros de que la fiesta de toros no es la simpleza que pregona el adversario sino un complejo entramado que incluye ética y estética, tradición e historia; y hacerlo de manera tan evidente que la taurofobia no consiga sorprender a la gente con el golpeteo emocional de su mensaje, falaz pero insistente.

Simultáneamente, el flanco defensivo debe afinarse y perfeccionarse al máximo. Si el adversario se dice portador de progreso civilizatorio, conciencia ecológica y nobleza de intenciones, demostrar que tras esa edulcorada y atrayente fachada hay un trasfondo espurio. Y para desnudar la trampa de la supuesta mayoría social que apoya sus tesis, denunciar la ilegitimidad de los millares de "firmas" y "encuestas" a modo que acostumbran exhibir. Sin olvidar la mención del riesgo ecológico – este sí auténtico– que llevaría a la extinción del toro de lidia si se suprime la tauromaquia. Ni de las obras artísticas de todo género que ha inspirado esa otra obra de arte plástico y dramático que es el toreo en sus momentos estelares.

Además, hay que reivindicar la muerte del toro –que no tortura– como un rito sacrificial  singularísimo en esta época de evasión hipócrita de algo tan elemental como que el valor de la vida no se explica sin la muerte, y el valor de la cultura –de todas las culturas– descansa en el sacrificio como fuente de vida. Remarcando además que la corrida, como entre muchos otros señalara Carlos Fuentes,  es el homenaje que el hombre rinde a una criatura de la naturaleza tan noble, poderosa y bella –física y  simbólicamente– como es el toro de lidia. Ese tótem vivo cuya fuerza y cuya esencia tememos y amamos al mismo tiempo.

Por eso hay corridas de toros. Y por eso han enriquecido nuestra visión del mundo y del hecho de estar vivos. Como un privilegio y no como un baldón de nuestra cultura.

Siguiente paso

Una vez establecida la necesidad de afinar la defensa de la corrida y de emprender la difusión inteligente y bien informada de lo que la tauromaquia es y ha significado para México y los mexicanos, el paso inmediato tendría que ser la gestión formal de la fiesta brava como patrimonio cultural inmaterial del estado de Puebla.

La tarea que nos aguarda no es sencilla pero sí muy estimulante. Y en ella, cada quién tiene un papel específico que desempeñar. De modo que adelante, amigos del Capítulo Puebla de TMX. Por nuestra ciudad, por nuestra fiesta y por nuestra cultura.


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