El matador Gabino Aguilar falleció hoy en un hospital de Querétaro, cuando contaba 81 años, y como consecuencia de un cáncer de páncreas, que lo mantuvo enfermó en esta última etapa de una vida fructífera dedicada al campo y a su familia.

Gabino Aguilar León nació el 2 de noviembre de 1939 en la legendaria ganadería de Piedras Negras, en Tlaxcala. Se presentó en la Plaza México el 8 de julio de 1962. Esa tarde alternaba con Juan Anguiano y Joel Téllez "El Silverio", con novillos de Zacatepec.

Cuando el prestigioso apoderado Manolo Chopera vino a México con el maestro Paco Camino y tuvo oportunidad de verlo, lo invitó a continuar con su carrera novilleril en España, donde acabó de madurar un oficio bien aprendido desde sus inicios. Y fue así como debutó 

Debutó en Las Ventas de Madrid el 7 de julio de 1963, alternando con Amadeo dos Anjos y Agapito García "Serranito", con novillos de José Ramos Matías y Rodríguez Pacheco. En ese entonces mantuvo rivalidad con otro novillero mexicano que también incursionaba en las plazas de España: Abel Flores "El Papelero".

En la temporada de 1963 llegó a sumar 25 novilladas en ruedos españoles, destacando cuatro tardes en Madrid y dos en Sevilla. En una de ellas abrió la Puerta del Príncipe al cortar tres orejas. Al año siguiente toreó siete novilladas más antes de tomar la alternativa, hecho que ocurrió el 23 de junio de 1964 en la corrida de la Beneficencia de Madrid, de manos de Andrés Hernando y como testigo Manuel Benítez "El Cordobés". El toro de la ceremonia se llamó "Buena Suerte", de la ganadería salmantina de Atanasio Fernández.

Confirmó su doctorado en la Plaza México el 17 de enero de 1965 teniendo como padrino a Alfredo Leal, y testigo Santiago Martín "El Viti", con el toro "Juerguista", de la ganadería de Torrecilla. Ese año toreó 15 corridas en España y cinco en Francia, donde cortó varios rabos.

A partir de 1984 se hizo propietario de la ganadería de El Batán, ubicada en Querétaro. En el 2019 recibió la Medalla al Mérito Ganadero, en el marco de la Asamblea Anual de la Confederación Nacional de Organizaciones Ganaderas (CNOG).

El maestro fue un hombre sencillo, trabajador y muy de su casa y su gente. Amable y educado, además de prudente, como torero siempre mostró una gran sobriedad en su oficio, y como ganadero vivió la ilusión que supo inculcar en sus hijos, que tanto gustan del campo y la crianza del ganado de lidia.

A lo largo de su existencia fue un ejemplo de entrega y determinación, con una pasión muy definida por el toro, al que siempre respetó.

Desde estas líneas enviamos nuestras más sentidas condolencia a su esposa Magdalena Iturbe (de estirpe ganadera), a sus hijos José Francisco, José Ignacio y María Magdalena, además de sus siete nietos. Descanse en paz.