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La historia del "El niño de las monjas"

Viernes, 08 Ene 2021    Morelia, Mich,    Quetzal Rodríguez | Infograma LM   
Inspirada en la vida del desafortunado Florentino Ballesteros
El ensayista y dramaturgo Juan López Núñez escribió la novela "El niño de las monjas", en 1922, una de las obras más conocidas dentro del mundo de los toros, historia varias veces adaptada para la pantalla grande, pasando por los escenarios, así como interpretaciones para pasodoble.

En un principio se guarda estrecha relación con "Currito de la Cruz", pues narra la historia de un niño hospiciano de nombre Cascabel que fue encontrado recién nacido a las puertas de un convento, espacio donde se cría ayudando al jardinero y a Soledad, hija de éste, quien cuida las tierras y los animales de las monjas.

Cascabel la considera como una hermana hasta que aparece Gloria, una mujer con dinero benefactora del convento donde se aloja y de quien el protagonista termina enamorándose, situación que le orilla abandonar la abadía con el objetivo de convertirse en torero y con ello despertar su interés.

A pesar de los triunfos, Cascabel tendrá que sobreponerse al estigma social de ser huérfano, condición que lo lleva a sufrir el permanente desprecio de su entorno a causa de su origen, que no verá con buenos ojos que pueda conquistar una mujer con mejor posición socio– económica que la suya.

La historia está inspirada en la vida del desafortunado Florentino Ballesteros, que nació entre un ambiente de miseria y orfanatos de Aragón, torero maño que logró recibir el doctorado en la plaza de Madrid, de manos de Joselito "El Gallo", ante toros de Santa Coloma.

Fue así como José Calvache, apodado "Walken", hermano del torero Antonio Calvache, fue el encargado de filmar la primera versión cinematográfica, con el matador Eladio Amorós y la bailarina Lolita Astolfi. La segunda fue protagonizada por Luis Gómez "El Estudiante", en 1935.

Para 1944 tocó el turno estelar a Luis Procuna, bajo dirección de Julio Villarreal, compartiendo créditos con Raquel Rojas, Blanca Estela Pavón y Ángel Garasa. Finalmente, la última pieza al celuloide tuvo lugar en 1958, de la mano de Ignacio F. Iquino y el matador Enrique Vera.

Pieza literaria y cinematográfica que cumple con el modelo arquetípico acorde con la influencia temática del siglo XIX, que le resulta propia: madres abnegadas que se dejan las pestañas remendando calzones a deshoras, monjas solícitas y cantarinas que ejercen a coro la maternidad del hospiciano que sueña con la gloria del toreo.

Bibliografía:

Feiner, Muriel. "De Lumiere a Manolete. El cine taurino". Ediciones Sol y Sombra, Madrid, 2010.

González Troyano, Alberto. "El torero héroe literario". Espasa Calpe. Madrid, 1988.

López Núñez, Juan. "El niño de las monjas". Editorial Rivadeneyra. Madrid, 1922.


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