Los médicos del Capítulo Mexicano de la Sociedad de Cirugía Taurina hicieron un llamado a la cordura; es decir, la situación no está como para atender heridos por asta de toro o lesionados durante los festejos que todavía el fin de semana se realizaron en distintos escenarios del país.
La solicitud es absolutamente coherente: nada de dar toros en estos días, por aquello del considerable aumento de un problema sanitario que aún sigue incontrolable, como es la pandemia del Covid-19. Y esto va para ganaderos, empresario o "promotores", advenedizos o profesionales, todos por parejo deberían acatar esta trascendente sugerencia.
Aunque es comprensible la necesidad de ganarse unos pesos, y sobrevivir en medio de la severa crisis económica que nos cayó encima con la ausencia de festejos formales, lo suyo es ser prudentes, evitar reuniones, contagios y, más que nada, evitar quitarle una cama de hospital a un posible enfermo de coronavirus. En suma, ser responsables.
Y es que la iniciativa de evitar dar toros no es nueva, pues de antemano se sabe que se han celebrado diversos festejos privados sin guardar las mínimas medidas de seguridad sanitaria, hecho que ha sido evidente en las imágenes difundidas por sus propios organizadores.
¿Hasta cuándo? Bueno, mientras el semáforo epidemiológico permanezca en rojo en distintas regiones, y con un naranja "alto", más próximo al rojo en otras, lo suyo es seguir las recomendaciones de las autoridades de salud, que ya suenan a cantaleta, pero que, en un momento dado, pueden salvar la vida de personas, muchas veces infectadas por terceros, o aquellos asintomáticos, sin haber quebrantado el estado de alarma sanitaria.
Y tal como está ocurriendo en varios lugares de Europa, con la mutación de una cepa que en Reino Unido ya está causando preocupación, aquí esto no ha hecho sino empezar, y lo suyo sería acatar todas las medidas pertinentes para evitar que este repunte se convierta, al cabo de unos cuantos meses, en un rebrote que terminaría por afectar todavía más a la fiesta de los toros.
A veces resulta sencillo hablar de los acontecimientos a toro pasado, como reza la frase. Sin embargo, visto lo que ha ocurrido en España, que para este caso es nuestra referencia taurina más próxima, sería lógico esperar a que la vacuna llegue y, con ella, esa esperanza tan anhelada de experimentar un verdadero control de un problema que hoy parece todavía lejos de tener una adecuada solución.
Los toros volverán, tarde o temprano, de la mano de la salud. Hay que ser pacientes.