en la capital hidrocálida, como consecuencia de una insuficiencia respiratoria aguda, a la edad de 69 años, así que el medio taurino vuelve a estar de luto con esta lamentable pérdida.
"El Arqui", como se le conocía cariñosamente, nació el 13 de junio de 1951 y fue uno de los artífices precisamente del proyecto de remodelación de la Monumental, y gracias a su trabajo como arquitecto fue el encargado de esas obra que se hicieron entre 1990 y 1991, y que le dieron su aspecto actual al coso grande, cuando aún pertenecía al gobierno del Estado.
Fue precisamente en este escenario donde fungió como autoridad en los últimos años, lo mismo que en la centenaria plaza San Marcos, donde, a pesar de la avanzada enfermedad que padecía, no dejó de presidir hasta que la temporada de novilladas se canceló debido a la pandemia.
Ahí estuvo presente el domingo 8 de marzo, fecha en la que actuaron el colombiano Andrés Bedoya, José Miguel Arellano y Héctor Gutiérrez, con novillos de Manolo Espinosa e hijos. Y fue a Gutiérrez al torero que le concedió la última oreja de su vida como autoridad de plaza, la del novillo corrido en quinto lugar.
"Don Nacho" nació en 1951 en la hacienda de Cieneguilla, situada a unos 20 kilómetros al suroeste de Aguascalientes, así que desde pequeño tuvo contacto con el campo y el ganado, por lo que andando el tiempo se convirtió era un conocedor de la Fiesta, pues había trabajado en distintas ganaderías. También tuvo mucha afición por la charrería, donde supo cultivar muchos amigos.
Debutó como juez de plaza el 5 de noviembre de 2005 en la plaza San Marcos, y también presidio festejos en varias plazas del Estado de Jalisco tales como Encarnación de Díaz, Jalostotitlán, San Miguel El Alto y Teocaltiche. Como juez de plaza fue serio, respetuoso, y siempre trató de velar por los intereses del público, cuestión que no es fácil en un medio tan complejo como es el taurino.
Sus restos serán velados en la Funeraria La Gloria, y mañana habrá una misa, a las 12:00 horas, en la Iglesia del Señor del Encino, en el barrio de Triana. Asimismo, está previsto que se le haga un homenaje póstumo en alguna de las plazas de toros de Aguascalientes, donde presidió siempre con una gran responsabilidad y, casi siempre, con un atinado criterio.
Desde estas líneas enviamos nuestro más sentido pésame a toda su familia, conformada por su viuda, María Guadalupe Mayagoitia, así como a su hija Cristina y, especialmente, a su hijo Ignacio, que también siempre estuvo ahí con ellas, al pie del cañón, pendiente de la salud de su añorado padre al que tanto apreciamos por su trato amable y entregado.