Angelino de Arriaga indulta un toro en Pachuca

Domingo, 17 Sep 2017    Pachuca, Hgo.    Cesar Montes | Foto: Cervantes         
Tarde en la que se doctoró como matador de toros Héctor de Ávila

De mejor manera no pudo imaginar el diestro tlaxcalteca Angelino de Arriaga, que fuera su presentación en la plaza monumental “Vicente Segura” de Pachuca, la tarde de este domingo, ya que no solo fue con el corte de trofeos sino con el indulto de un toro de San Marcos, que, punto aparte, si bien es cierto que fue bueno y de una importante calidad, tuvo algunos pecados que hacían que fuera exagerado tal premio a la res, y si lo que queremos ver de manera positiva, esto creó una marcada polémica entre la concurrencia, también derivada, que hay que agregar, de una autoridad tibia como la que el palco esta tarde.

Por otro lado, y siempre como contraste de lo que se ve en una tarde de toros, el que estaba de manteles largos (por ser el día que siempre anhela alguien que comienza en esta dura profesión), Héctor de Ávila, por tomar la alternativa, vio la otra cara de la moneda, pues sus buenas intenciones se estrellaron frente a un lote con pocas posibilidades para el triunfo.

Acudió gente a los tendidos, de un público entusiasta y sencillo, dispuesto a apoyar y, por qué no decirlo, a celebrar todo.

El debut de la ganadería San Marcos en este coso no se puede decir que haya sido de gran triunfo, comenzando porque un indulto (que además no era para tanto), no hace menos el juego complicado que tuvieron los demás toros, justos de bravura, además de que quizá el ganadero tenía que haber mandado un encierro más parejo para una plaza como la de Pachuca, mejor rematados que los que salieron hoy y, no con dos toros bizcos de cornamenta.

El caso es que ya pasó, pero por tantito pundonor y autocrítica, el ganadero debió abstenerse de dar la vuelta al ruedo, porque decimos, un toro indultado no hace en conjunto un encierro.

Angelino de Arriaga cayó de pie ante esta afición y salió con el corazón por delante. Se las vio con un astado bajito y de armoniosas hechuras que de salida no auguraba el juego que daría posteriormente. Saludó con una larga de rodillas al que hizo quinto, para de pie instrumentar verónicas y llevar por mandiles a la res hacia el picador.

El animal cumplió en su pelea. Banderilleó, dejando dos cuarteos y un violín que le fueron muy aplaudidos. En la muleta fue toda entrega y disposición, y la gente se lo agradeció, toreando a placer y como quiso a un buen toro, con una importante calidad, fijeza y obediencia, que soportó una faena larga, que también hay que apuntar que en ocasiones salía volteando contrario y que en tres ocasiones quiso buscar el refugio de las tablas. Hubo ayudados de buen trazo y naturales largos que le corearon con fuerza.

El ánimo creció y a mitad de trasteo el torero mismo comenzó a alborotar a la concurrencia para que se pidiera el indulto del burel; ésta se contagió enseguida y vinieron más tandas de ayudados intercalados con adornos, también como para ver si el juez, tibio y dubitativo, se decidía por fin a ordenar que matara al animal, o lo indultara. Se vio intercambio de impresiones del juez con el movimiento suscitado en el callejón.

Mientras, en el tendido, ya se había armado un jaleo de los que opinaban que se tirara a matar el torero, y otros que se indultara. Cuando sacó el pañuelo el usía, aquello fue el acabose de división de opiniones, dejándose entonces escuchar impresiones como que “Pachuca regresó a ser una plaza de pueblo”, o “qué bonita pachanga”, evidenciando a la vez que no hay uniformidad de criterios en la plantilla de autoridades. En fin, público y aficionados sacarán sus respectivas conclusiones de lo que ha ocurrido hoy.

Antes, a su primero lo recibió con dos largas de hinojos en tablas, un toro abanto de salida con el que dibujó un par de verónicas que tuvieron plasticidad. Fue un clamor luego de que De Arriaga cubriera el segundo tercio, resultando achuchado al dejar el segundo par, sin mayores consecuencias. Estuvo voluntarioso con la muleta, pero el aire que soplaba no le permitió poder hacer una labor limpia, lo que además dificultó terminara por encontrarle la distancia a la res. Por el izquierdo el animal sólo topaba y se defendía; en una segunda tanda que insistió por ese pitón, a base de insistir, el torero logró alargarle el recorrido. Dejó una estocada perpendicular con la que tardó en doblar la res, y ante la fuerte petición, el juez concedió una oreja, que resultaba muy apenitas.

José Mauricio, luego de que se presentara en el ruedo pachuqueño en 2008, tuvo una buena reaparición. Su primero fue uno de los toros potables del encierro, tuvo nervio y un punto encastado, transmisión, aunque su acometida fuera a media altura. Se hizo bien del animal cuando inició su faena, y después mostró el nivel de madurez por el que atraviesa, viéndose sereno, haciendo las cosas con buen gusto en los ayudados que dibujó.

Por el pitón izquierdo el animal no era del todo franco, y así, el diestro le robó y le pegó naturales meritorios, teniendo esta tanda emoción por el riesgo que representaba. Señaló dos pinchazos antes de dejar una estocada apenas caída y tendida suficiente, para salir al tercio con fuerza, siendo que sin duda ya tenía un trofeo cortado.

A su segundo lo bregó de salida, que tuvo un comportamiento incierto la res, que no se empleaba y que de pronto buscaba la querencia. El toro arrancó de largo a los del castoreño, donde peleó con emotividad, siendo aplaudido el varilarguero Eduardo Rivera, por la manera de aguantar la reunión. Angelino intervino con un quite, ejecutando una chicuelina y desarmado en el remate de la revolera. Le dio réplica Mauricio con un quite por vizcaínas, siendo aplaudidos.

Pese a ese comportamiento de bravo en el caballo del animal, en cambio se complicó mucho en banderillas, mostrando mansedumbre en el tercio final,  buscando irse en todo momento. El diestro se esforzó y logró robarle algunas embestidas, pero sin remontar su labor, parte también de que el aire hacía difíciles las cosas. No estuvo fino con el acero y escuchó palmas cuando se retiró a la barrera, así como un aviso.

Por su parte, Héctor de Ávila se convirtió en el noveno matador en tomar la alternativa en la historia de este coso. El toro de la ceremonia fue un animal muy incierto que primero se pensaba las embestidas, y cuando acometía, pegaba arreones ásperos e incómodos. Por esa misma condición recibió picotazos por aquí y por allá en varas, ya que apenas sentía la puya, salía rajado el animal del encuentro con el picador. Brindó su labor a su apoderado Rafael Alvirde.

De inicio se dobló bien con la res y se dispuso a hacerle faena al animal, pero éste, lejos de entregarse, se defendió, sacó guasa y se orientó. Abrevió y lo lidió muy bien, con solvencia, agradeciéndoselo la gente. Hubo dos pinchazos antes de una certera estocada.

Ante el que cerró plaza toreó bien a la verónica. El astado derribó de forma violenta al picador, pues protestó el puyazo que recibió de forma áspera. Con la muleta estuvo tesonero y sólo logró algunos momentos, que fueron los pocos que permitió el animal, ya que éste, además de la tendencia a irse y buscar las tablas, más que acometer solo pasaba por el engaño del torero. Mató también al tercer viaje, y nuevamente hubo palmas de reconocimiento a su labor.


Ficha
Pachuca, Hgo.- Plaza Monumental “Vicente Segura”. Corrida extraordinaria de fiestas patrias. Poco más de un tercio de entrada (unas 3800 personas), en tarde fría y con algunas rachas de viento que molestaron. Cinco toros de San Marcos y uno de San Lucas (6o.), justos de presentación y bravura, un punto complicados, salvo los corridos en 2o. y 5o. lugares, sobre todo este último que fue indultado. Pesos: 470, 465, 475, 470, 455 y 485 kilos. José Mauricio (verde botella y oro): Ovación y palmas tras aviso. Angelino de Arriaga (verde pistache y oro): oreja y orejas y rabo simbólicos. Héctor de Ávila (azabache y oro): Palmas en su lote. Incidencias: Hector de Avila tomó la alternativa con el toro número 122 de nombre “Morelos” con 470 kilos. Angelino de Arriaga indultó al toro de nombre “Allende”con 455 kilos. Destacó en varas Eduardo Rivera “El Miura”, que fue aplaudido por picar al 4o.


Comparte la noticia


Banners
Banners