La intención era muy buena: ayudar a los niños del Comedor Santa María, y proveer de recursos a esta institución benéfica para poder dar seguimiento a la nutrición de esos chavales que viven en extrema pobreza. Sin embargo, la entrada ayudó poco, pues no había en la plaza ni tres mil personas.

Y eso no se vale cuando el gran esfuerzo de la empresa, de los toreros y los ganaderos, fue enorme para sumarse a esta noble causa. Ojalá que la gente que vio el festejo por televisión, o que lea este mensaje, se anime a hacer algún donativo a través del portal del comedor, ya que así aportará un valioso granito de arena aunque sea “a toro pasado”. Los niños comen diario.

Pasando a lo estrictamente taurino, vale la pena apuntar que el rejoneador Emiliano Gamero no se baja de su macho y conserva su sitio, ese que lo posiciona como el caballista mexicano más espectacular y consistente del momento. Todas las tardes y con todos los toros sale a justificarse con una cuadra bien domada y variada, en la que caballos como "Casanova", "Pasión" o "Cigala", son fundamentales para su forma de expresar.

Y ayer tuvo la suerte de enfrentar al mejor toro de la corrida, perteneciente a la ganadería de Santa Fe del Campo, un ejemplar bajo y reunido, muy bonito de hechuras, que tuvo clase y duración en una faena larga y emotiva con rejones y banderillas que culminó con un certero rejón de muerte para ver cómo se rendía el toro a sus pies. Y también la gente, que lo premió con dos orejas.

Lanzó Emiliano un educado reto a Pablo Hermoso en la entrevista para la televisión, luego de las declaraciones hechas por el maestro navarro el otro día en el evento de la Fundación Miguel Alemán, donde aseguraba que los rejoneadores mexicanos no tienen el nivel para competir con él en plazas de primera categoría, y que por ello no promovía más corridas de rejones en sus extensas y exitosas giras por el país.

Ciertamente, ninguno tiene el nivel de Pablo, pues éste es un genio a caballo, pero sí que podrían darse agarrones atractivos para el público con toreros como Gamero y otros más que saldrían a batirse en buena lid, con el corazón por delante, y con el afán de seguir posicionando la corrida de rejones como un espectáculo alternativo dentro de la tauromaquia en un país donde los caballos siguen siendo un símbolo para mucha gente.

Iván Fandiño hizo el esfuerzo de viajar desde España, solventando todos sus gastos, para estar en este corrida. Sin duda, se trata de un gesto que le honra. Y no desmereció su solvente actuación delante de un toro anunciado de Venadero (herrado con la marca de Torreón de Cañas) que, por su nombre, evocó el nombre de Miguel Dosamantes Rul, aquel ganadero hidrocálido que fue dueño de Peñuelas y también de este antiguo hierro.

El toro tuvo transmisión pero se rajó pronto. Fandiño lo toreó muy bien al a verónica, con temple y esperándolo, en unos mecidos lances que antecedieron una faena recia y breve que remató de un pinchazo y una estocada contundente para cortar una oreja entre algunas -e inexplicables- protestas, pues había estado muy bien. La arrojó a la arena con desdén y se quedó con el sabor del deber cumplido.

Sergio Flores se plantó firme sobre la arena y se regustó en una faena de buen trazo ante un toro noble de Los Encinos, que fue manejable. El tlaxalteca le dejó siempre la muleta puesta en la cara y tiró de él con ritmo en un trasteo conciso y bien estructurado que le valió el corte de una oreja de peso, que debieron ser dos pero mató de manera defectuosa. Aunque la gente le pidió la segunda oreja, el juez se mantuvo firme en su decisión -se trata de una plaza de primera categoría, no hay que olvidarlo- y Sergio dio una sonriente vuelta al ruedo con el trofeo conquistado.

Otra actuación que tuvo miga fue la de Arturo Saldívar, que desde el paseíllo mostró una actitud de entrega al llevar cogido de la mano a un pequeñín que apenas levantaba tres palmos del suelo y que caminaba desgarbado por el redondel, seguramente por no tener costumbre de utilizar zahones. La escena tuvo ternura, y la alegría de Saldívar se prolongó durante la lidia de ese primero toro, de Xajay, y otro más de regalo, de La Joya.

El hidrocálido hasta se animó a banderillear a los dos ejemplares con mucha voluntad de agradar y lo consiguió. La faena el toro de Xajay, que tenía cara pero era “arratonadito”, tuvo voltura y templa, mientra que la otra, con un toro que vino a menos, también mostró arrojo y entusiasmo. Bien por Arturo, al que se nota motivado.

El otro Arturo del cartel, Macías, enfrentó un toro preciso de Torreón de Cañas; un ejemplar que se lastimó una mano y le costaba apoyar, así que comenzó a embestir con las manos por delante y defendiéndose. El quite de tafalleras tuvo su encanto, tratando de aliviar al toro, y la faena fue voluntariosa antes de perder la brújula con la espada. No encuentra el sitio con el acero el de Aguascalientes. Seguramente ya estudia esta situación que, por ahora, le está granjeando muchos avisos.
Juan Pablo Llaguno, que entró en sustitución del peruano Andrés Roca Rey, no pudo siquiera mostrarse ante un toro de Marrón que fue descastado. Se contagió el queretano del desinterés del toro y él anduvo distraído, sin nadie a su lado que le sugiriera no desanimarse y buscarle las vueltas al manso.

No echen en saco roto lo de entrar a la página del Comedor Santa María, nunca es tarde para ayudar. Cualquier ayuda es importante. Anímense y sigamos demostrando que la gente del toro y la afición siempre está ahí, dispuesta a echar la mano a quien la necesite.