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Roca Rey conmociona Guadalajara (video)

Domingo, 15 Nov 2015    Guadalajara, Jal.    Felipe Aceves | Foto: Memo Sierra           
Cortó una oreja de mucho peso y resultó herido

Hay en la vida seres privilegiados que tienen a la vista su objetivo de vida; pero que, además poseen los atributos para conseguirlos. El jovencísimo espada peruano Andrés Roca Rey parece tener muy claro ser una primera figura el toreo. Hoy en Guadalajara, en una plaza conmocionada, que aprieta en momentos hasta la injusticia –como lo vivió en el sexto de la tarde El Zotoluco– se ha rendido a la entrega sin límite, al valor sereno a toda prueba y –como no, si nos encanta– al buen toreo que por varios momentos esbozó Roca Rey.

Desde abrirse de capa anclado a la arena, en póker de verónicas a pies juntos, a las que siguieron tercia de chicuelinas rítmicas, también ceñidas, y una larga afarolada de hinojos como remate, la gente le ovacionó con fuerza. "Guadalupano", del hierro de La Estancia, si bien –como sus dos hermanos lidiados– adoleció de imponencia era veleto y astifino hasta decir "basta".

Luego del picotacito de puyazo que convino al torero (los dos que antecedieron se desinflaron pronto) vino un quite, bien toreado y aún más ceñido por tafalleras, una caleserina para echarse el capote a la espalda para unas gaoneras. Ahí fue el momento en que el astado se lo echó al lomo de muy fea manera para destrozarle la casaca, hacer jirones la parte alta de la taleguilla, meterle un pitón en la boca y arrancarle un par de dientes.

Se puso de pie adolorido, pero sin mirarse la ropa, para concluir lo que había comenzado con más tafalleras y un torero remate, soltando una punta del capote. Sonaron dianas, aclamaciones y ese murmullo que suena a panal de avispas coloradas –usted ya sabe a qué me refiero– mientras esperábamos el segundo tercio. Hubo –cómo no– brindis popular, para enseguida, anclarse en la arena en el toreo por alto que reunió con pases con la mano diestra al estanciero que no prodigó, ni con mucho, un recorrió largo.

A esas alturas, la entrega de ambas partes (público y torero) era absoluta. Roca Rey, plantado en un sitio aromático a hule arrastraba la templada franela en series largas, de esas que nos gustan, por ambos lados; pero, lo que temíamos. Se lo echó el astado al lomo para hacernos temer un percance muy grave. Por fortuna, todo quedó en otra paliza y un severo golpe en la cara interna del muslo izquierdo.

Otra vez de pie, sin miramientos, para, entre gritos de ¡torero, torero! culminar su trasteo con pases por bajo, e igualar a su enemigo. Llegaron los prietos del arroz: par de metisacas, aunque seguidos de un espadazo fulminante. La plaza entera exigió la oreja y al Sr. Martínez no le quedó más remedio que aplicar el reglamento y otorgar un apéndice, paseado por el torero en una vuelta al ruedo entre ovaciones.

Vino "Nimes", segundo de su lote, éste sí, un toro hecho y derecho de Celia Barbabosa, que fue aplaudido de salida. Desprovisto de la destruida casaca, con un vendaje en el muslo izquierdo, Roca Rey lo recibió por verónicas ligadas a chicuelinas, ambas series a pies juntos. Luego del puyazo breve, aunque de largo y en todo lo alto –por eso la ovación– Roca Rey se fue a la boca de riego para ejecutar un quite por saltilleras, dejándose venir al toro desde tablas y rematarlo con una revolera. La plaza hierve. Ya con la sarga, otra vez al centro, para aguantarle al de doña Celia las dudas para llegar a la jurisdicción y cuajar tres cambios por la espalda que merecieron una salva de ovaciones.

No tuvo entrega el toro, pero no le quedó más remedio que sucumbir a la quietud, al mando, y al temple del torero más importante en la historia del Perú. La faena no podía ser de florituras, pero sí de convicción a tope, y que estuvo presente a través de un trasteo sin tregua, metido entre los pitones, culminado con un desplante –tirar muleta y ayudado– que en otra circunstancia habría sido pitado en este ruedo. Se tiró a matar muy por derecho, pero dejó un espadazo hilvanado que recibió algunos pitos. El posterior intento fue dejar el estoque hasta la bola. El torero no quiso esperar “a ver si doblaba” se fue por la corta y despachó al toro al primer golpe. Petición menor no concedida y vuelta al ruedo.

Eulalio López "El Zotoluco", no tuvo en un par de los de La Estancia, materia prima qué moldear. Huidizos, que rascaban y reculaban tuvo calma y paciencia para no molestarlos y buscar un fondo que, al menos hoy, no apareció. Aún así fue capaz de hilvanar alguna serie que –no se hagan esos de sol– jalearon y disfrutaron los tendidos de la Nuevo Progreso.

Sin embargo, lo más importante –para mí– vino con el sexto. "Arles", de doña Celia, no era una perita en dulce por ninguna parte. Qué va. Muy serio, muy astifino; de corto recorrido; volvía en dos manos por debajo de la muleta mirando las pantorrillas del de Azcapotzalco. Y le plantó y cara. Y le puso el cuerpo de carnada. Y le atrasó la muleta. Y, sobre todo, le pudo y se impuso, en una faena de entrega, bien pensada; que si lo despacha pronto sería muy comprensible. Pues aquí, un grupo –no se hagan esos de sol– se ha empeñado en joderle.

Hombre, se paga un boleto y se tiene derecho a protestar; pero haberlo pagado, no hace sabio a nadie. Y hay algunos –no se hagan esos de sol– que piensan que compraron y por ósmosis se bebieron "El Cossío" y ya aprendieron. A los toreros se les juzga con base en las condiciones de sus astados. No con mis gustos y particulares sentimientos.

Para quien lo dude, Octavio García "El Payo" es un torero a carta cabal. Podrá gustar o no su interpretación al arte de lidiar reses bravas, pero hoy. No hoy; no puede dudarse de su integridad. Superar y –a sí mismo– superarse como El Payo lo ha hecho, le zumba el mango. Al único que mató (debido a una muy severa deshidratación) le aguantó la falta de emotividad para él aportarla, por ejemplo: en una preciosa media verónica como en cámara lenta el toro enrollado a la cintura, y en otro pasaje, la variante a pies juntos. Mucha porfía con la muleta y el robo de algunos muletazos con temple, bien celebrados por la parroquia y gran esfuerzo por parte del queretano. En vano, todo en vano. El manso de La Estancia terminó por huir.

Antes que diera comienzo el festejo coincidimos en la enfermería El Payo y un servidor, el matador fue atendido por el servicio médico de plaza, debido a que sufría de un problema estomacal muy serio. El caso es que se agravó y al concluir la lidia del segundo de la tarde, a insistencia de los mismos en el callejón, se presentó en la enfermería, donde le impidieron continuar en la lidia. Se le diagnosticó una deshidratación severa y fue trasladado de inmediato a un hospital de esta localidad

Para el próximo domingo 21, un cartel que ha cobrado interés. Tres matadores que, cuando novilleros fueron consentidos de esta plaza, y que ya con su alternativa  no habían vuelto. De hecho, Ricardo Frausto la tomó en  Guadalajara, una tarde afortunada más por aquí y punto. Gerardo Adame gustó mucho de novillero; recibió la alternativa y no ha regresado. Ambos aguascalentenses alternarán con el tapatío Oliver Godoy, frente a un encierro –muy serio dicen– de Real de Saltillo.

Ficha

Guadalalajara, Jal.- Plaza "Nuevo Progreso". Tercera corrida de la temporada. Más de media entrada en tarde agradable. Tres toros de La Estancia, justos de presencia, y tres de Celia Barbabosa, bien presentados y de juego variado. Pesos: 480, 475, 500, 470, 540 y 530. Eulalio López "Zotoluco" (lila y oro): Silencio, ovación y silencio en el que mató por El Payo. Octavio García "El Payo" (burdeos y oro): Silencio tras aviso en el único que estoqueó. Andrés Roca Rey (turquesa y oro): Oreja y vuelta.  Incidencias: El Payo pasó a la enfermería por deshidratación severa, debido a un problema estomacal, y fue trasladado al hospital "Country 2000". Debido a esto, Zotoluco lidió 4o. y 6o. . Roca Rey pasó a la enfermería para ser atendido de una fuerte voltereta en la que perdió dos piezas dentales. Destacó en varas el picador David Vázquez en el 5o.


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