Aunque la espada le jugó una mala pasada y el triunfo no llegó, el poblano Pepe Zavala volvió a esbozar en la Plaza México que es un novillero con cualidades como para funcionar, pues la tarde de hoy consiguió eslabonar los momentos de mayor calado, festejo en el que los astados de Xajay brindaron un juego muy interesante.

Fue ante el tercero del festejo cuando Zavala regaló trazos naturales de muy buen acabado, pulseando correctamente las embestidas para templar con suavidad. El novillo de Xajay tenía clase, sobre todo por el pitón izquierdo, aunque poca fuerza, pero el joven espada supo no forzarlo.

Aunque con la diestra la faena no tuvo la misma intensidad, por las razones descritas, el poblano bien pudo haber cortado una oreja debido al conjunto de su actuación. Sin embargo, y pese a las fallas con el cero, el público le reconfortó con sus aplausos sinceros.

El segundo que le correspondió no tuvo demasiado fuelle e incluso se agarraba al piso, aunque sin mal estilo. Y aunque el torero se mostró voluntarioso, el tema no logró remontar mayormente y no consiguió solventar del todo la papeleta.

El madrileño Gonzalo Caballero dejó muy grata impresión durante la lidia de su primero, sobre todo por ese concepto del toreo fino y elegante, no exento de muy buena técnica. El novillo tuvo poca fuerza y terminó refugiado en tablas, pero el ibérico aprovechó su buen estilo durante varios pasajes y por ambos perfiles. Al final saludó una ovación, luego de errar con la espada.

Protestado de salida fue el cuarto, pues algún sector del público consideró que le faltaba presencia. Gonzalo solamente pudo andar esforzado, ya que el animal resultó ciertamente deslucido.

En esta tesitura, regaló un sobrero de la misma procedencia, el cual le echó mano mientras ejecutaba un quite por gaoneras. El burel terminó quedándose corto en la muleta y desarrolló sentido, mientras que Caballero terminó un tanto desesperado al ver que su trasteo no despegaba.

Complicada fue la tarde para Ángel Giovanni “Platerito”. Su primero no fue fácil, pues tenía una gran bravura y exigía mucho temple y colocación, y ante el que se quedó por debajo, denotando un natural verdor. Eso sí, colocó tres estupendos pares de banderillas y siempre se manifestó esforzado.

Su segundo fue otro muy buen novillo, pues acudía con obediencia a los cites y transmitía hacia los tendidos. Platerito colocó banderillas, pero quedó mermado físicamente al caer mal luego de brincar las tablas. De nuevo anduvo tesonero y su faena fue larga, pero sin conseguir calar entre los aficionados asistentes.