"Me salió barato": El Conde
Charla sobre su recuperación
Tendido en su cama de la habitación del Hospital Mocel, el matador Alfredo Ríos "El Conde" reflexiona acerca de su actuación de ayer en la Plaza México, en la que resultó herido de manera muy dramática por el toro de La Punta que se lidió como regalo.
"Me salvé de un par de cornadas más: una en el pecho y otra en la espalda. Así que, si lo miramos con buenos ojos, me salió barato", afirma el torero tapatío consciente de la importancia de haber afrontado el compromiso en el coso de Insurgente con mucha entereza.
"Los tres toros me pusieron muchas trabas y a pesar de ello siempre intenté hacerles las cosas como si fueran bueno. Les hice quites, los banderilleé y busque torear con serenidad y temple. Quizá esos detalles a lo largo de mi actuación son los que me dejan satisfecho. Al final, las dos cornadas que tengo en el cuerpo con gajes del oficio", señala El Conde.
Después de la resonancia magnética a la que fue sometido, Alfredo aún no sabe si lo van a operar de la rotura de un ligamento en la rodilla, y sólo espera que esta lesión no revista más tiempo del debido en recuperación, pues tiene en mente reaparecer en breve para poder afrontar los compromisos que tiene en puerta, especialmente el del día 8 de febrero en Guadalajara, según explica:
"Pasé la noche con mucho dolor en la mano derecha, pues tengo un corte muy grande del que ya me operaron para reconstruir todos los destrozos que me hizo el toro en uno de los derrotes tan secos que me tiró cuando estaba en la arena. En el momento en que me levanté sentí un mareo y pensé que me iba a desmayar, pues llevaba una fuerte paliza, pero en cuanto vi que me sentía bien para continuar la lidia no lo dudé nada aunque tuviera la mano muy dañada y creo que este gesto de quedarme a matar al toro también le agradó al público".
Con siete cornadas en su haber, a lo largo de más de 20 años de alternativa, El Conde sabe que esto no lo frenará en su intento de seguir demostrando su madurez, esa veteranía que atesora y que hoy día le permite torear con más gusto y reposo, además de su consabida variedad con capote y banderillas.
"Me salvé de un par de cornadas más: una en el pecho y otra en la espalda. Así que, si lo miramos con buenos ojos, me salió barato", afirma el torero tapatío consciente de la importancia de haber afrontado el compromiso en el coso de Insurgente con mucha entereza.
"Los tres toros me pusieron muchas trabas y a pesar de ello siempre intenté hacerles las cosas como si fueran bueno. Les hice quites, los banderilleé y busque torear con serenidad y temple. Quizá esos detalles a lo largo de mi actuación son los que me dejan satisfecho. Al final, las dos cornadas que tengo en el cuerpo con gajes del oficio", señala El Conde.
Después de la resonancia magnética a la que fue sometido, Alfredo aún no sabe si lo van a operar de la rotura de un ligamento en la rodilla, y sólo espera que esta lesión no revista más tiempo del debido en recuperación, pues tiene en mente reaparecer en breve para poder afrontar los compromisos que tiene en puerta, especialmente el del día 8 de febrero en Guadalajara, según explica:
"Pasé la noche con mucho dolor en la mano derecha, pues tengo un corte muy grande del que ya me operaron para reconstruir todos los destrozos que me hizo el toro en uno de los derrotes tan secos que me tiró cuando estaba en la arena. En el momento en que me levanté sentí un mareo y pensé que me iba a desmayar, pues llevaba una fuerte paliza, pero en cuanto vi que me sentía bien para continuar la lidia no lo dudé nada aunque tuviera la mano muy dañada y creo que este gesto de quedarme a matar al toro también le agradó al público".
Con siete cornadas en su haber, a lo largo de más de 20 años de alternativa, El Conde sabe que esto no lo frenará en su intento de seguir demostrando su madurez, esa veteranía que atesora y que hoy día le permite torear con más gusto y reposo, además de su consabida variedad con capote y banderillas.