Banners
Banners
Banners

Desde el barrio: No va la gente

Martes, 02 Sep 2014    Madrid, España    Paco Aguado | Opinión   
La columna de este martes
El primer y decisivo paso para intentar solucionar un problema es reconocer que ese problema existe. Y esta temporada, muy concretamente, el toreo español tiene un grave problema que resolver con desesperada urgencia: la muy escasa asistencia de público a las plazas.

Terminada la gran feria de Bilbao, en la que ningún día se llenó "Vista Alegre" pese a sus aparentemente bien rematados carteles, el final del verano taurino está testimoniando una larga y diaria sucesión de pobres entradas a los tendidos, ya sean de plazas de segunda, de tercera o portátiles, en corridas, novilladas o festejos rejones.

Pero a los empresarios parece que les cuesta reconocerlo, a tenor de cómo se refleja esa ausencia de público en las reseñas de los medios oficialistas. Y así es como, por "hacerle un bien a la Fiesta", las páginas y los banners de publicidad restringida al gueto fuerzan a hinchar hasta la media entrada lo que no llegó de lejos ni al cuarto. O incluso, como atención a los "buenos clientes", a no informar siquiera del número de espectadores cuando hay que ocultar la ruina y las telarañas de las taquillas.

Se pongan como se pongan, a pesar de tantas "medias entradas" y medias verdades, la evidencia dice a gritos que no está yendo la gente a los toros en esta temporada española. Ahí está el auténtico y mayor problema de este séptimo año de una recesión económica que en otros sectores se ha afrontado con una serie de medidas que en el negocio taurino o no han existido o, por el contrario, han sido demasiado tímidas e inoperantes.

Al inmovilista taurineo de hoy le resulta muy fácil echarle la culpa de todo este desastre a la crisis económica. Y prefiere sentarse a esperar a que escampe el chaparrón, mientras que todo su trabajo se limita a reducir a la mínima expresión el desembolso por toros y toreros y a tragar, sin mover un solo dedo, con las fortísimas cargas fiscales y sociales con que las administraciones lastran la organización de festejos.

Pero sí es cierto, que lo es muy tristemente, que al españolito medio no le alcanza el bolsillo para ir a los toros, también resulta palmario que la demencial política de precios que perpetran las empresas taurinas no hace sino alejar aún más al público de las taquillas.

Si exceptuamos algunos partidos de fútbol de máximo nivel, basta comparar los precios de unos y otros para comprobar que cualquier mediana corrida de toros en una plaza de segunda resulta ser uno de los espectáculos más caros, si no el que más, de todos cuantos componen la amplia oferta de ocio de la actualidad. Y sin que esté garantizada la calidad del mismo.

A precios prohibitivos, casi nunca inferiores a los sesenta o setenta euros (unos mil 150 pesos) por un tendido de sombra en meses de sol y calor asfixiantes, son muy pocas economías familiares las que hoy por hoy se pueden permitir el lujo de pasar por la taquilla de una plaza de toros en esta España amedrentada por la crisis.

Claro que, por aquello de que la afición sigue latente a pesar de la reducción del poder adquisitivo, siempre hay miles de personas dispuestas a hacer un esfuerzo si el espectáculo anunciado reúne los suficientes atractivos. Aunque eso, seamos sinceros y honestos de una vez con nosotros mismos, sucede cada vez en menos ocasiones.

Con un escalafón de figuras avejentado y cansado, con carteles prácticamente idénticos y repetidos hasta la saciedad en los últimos diez años, sin fomentar el relevo ni las novedades sino manteniendo injustamente en candelero, por su baratísimo caché, a una larga serie de toreros hace ya tiempo gastados y desahuciados, el tirón de la gran mayoría de las combinaciones de la ferias es prácticamente nulo.

Abusando y apurando hasta las últimas gotas la costumbre popular de ir a los toros en los días feriados, las empresas se han limitado a ahorrar de manera torpe en los gastos de producción, jugando siempre a no perder, para diseñar una oferta tan cara como falta de interés, sin pensar en ningún momento en un público mayoritario que, evidentemente, ha dejado de acudir a las plazas y que, desde que los toros desaparecieron de los medios generalistas, desconoce hasta los rostros de los nuevos toreros.

Esta grave situación coyuntural, que supone una amenaza de futuro mucho más temible que las agresiones abolicionistas, no es algo que parezca tener una solución a corto plazo, vista la absurda política del avestruz que tanto gusta de emplear el empresariado taurino, tan contento de ver esas falsas "medias plazas" virtuales en su red de la Red.

La falta de reacción ante las críticas evidencias llega a ser tan absurda, tan estúpidamente tozuda, que el taurinismo rampante se permite hasta tirar con bala al único torero capaz de rentabilizar con su simple anuncio en los carteles toda una semana de toros: ese torero tan "malo", tan "egoísta", que "no se atreve a competir con nadie" y que "tanto daño hace a la Fiesta" que se llama José Tomás.

Después de que el de Galapagar metiera en la taquilla de La Malagueta más de dos millones de euros en abonos (sin contar con la reventa), de que dejara en la capital de la Costa del Sol más de doce millones (en ingresos indirectos) y de que, por supuesto, diera una soberbia tarde de toros, aún los hay que siguen empeñados en desplumar a la única gallina de huevos de oro que le queda al toreo.

Páginas enteras de periódicos dedicadas a minimizarle y rumores ratoneros que hablan por boca de ganso de las millonarias, pero nada creíbles, pérdidas sufridas por la empresa de Málaga son las últimas andanadas que intentan acabar con el prestigio de un torero que consigue por si sólo lo que otras figuras no alcanzan ni de lejos, ni siquiera anunciándose de cuatro en cuatro.

Pero no pasa nada, sigamos revolcándonos por la pendiente. Para qué van a preocuparse  tantos taurinos del momento a los que les pasa como a los hermanos Marx, que "partiendo de la nada" han llegado a alcanzar "las cotas más altas de la miseria".


Noticias Relacionadas







Comparte la noticia


Banners
Banners