Una tarde triunfal fue la que se vivió en la única corrida celebrada en el marco de la Feria Regional de Tlaltenango donde los tres toreros actuantes, Alfredo Ríos "El Conde", Pedro Gutiérrez "El Capea" y Antonio García "El Chihuahua", salieron a hombros junto al ganadero Marcos García Vivanco, tras el corte de ocho orejas y dos rabos.

Tanto El Conde como El Capea cortaron dos orejas por coleta, mientras que El Chihuahua fue el máximo triunfador al cortar cuatro orejas y dos rabos, en festejo donde se lidiaron ejemplares de la ganadería de San Marcos, bien presentados, y de buen juego en su conjunto, de los cuales dos merecieron la vuelta al ruedo.

El primero de la tarde llevó por nombre "Roble", y fue para El Conde, que se dibujó con verónicas en el saludo con el capote. El segundo tercio lo compartió con El Chihuahua, para después brindar su faena al alcalde de Tlaltenango, Martín del Real.

El toro embistió con nobleza y humillado a la muleta del diestro tapatío; la espada quedó en buena colocación por lo que el de San Marcos dobló pronto, recibiendo dos orejas, premio condescendiente de parte del juez de plaza, Antonio Sandoval.

"Olmo", de 490 kilogramos, fue otro toro bien presentado para El Conde, que recibió con una larga cambiada; después ligó lances a la verónica y cubriendo después con voluntad el segundo tercio. Brindó su faena al empresario Juan Enríquez Rivera, iniciando la primera serie con derechazos que remató por alto. Un molinete de preámbulo a la segunda serie. También por pitón derecho, de ahí sólo vinieron detalles faltando estar más en torero. Falló con la espada en repetidas ocasiones y escuchó dos avisos.

"Cedro", de 492 kilogramos, fue el segundo de la tarde y primero del lote de El Capea, que saludó con larga cambiada de rodillas para dibujarse después en lances a la verónica. Con la muleta el torero español tuvo un toro con nobleza y transmisión que embistió por ambos pitones, permitiendo una faena con variedad. Dejo una estocada contraria para llevarse dos orejas.

"Sauce", llevó por nombre el segundo de su lote, breve con el capote, y una faena de poco calado en el tendido, mal con la suerte suprema, siendo silenciado. No cabe duda que este viernes fue la tarde de El Chihuahua, a quien vimos con solvencia, estructurando dos buenas faenas, sobre todo con el primero de su lote, con el que demostró quietud y temple.

"Pino", 470 kilos, el tercero de la tarde, y primero del lote de El Chihuahua, lo recibió con larga cambiada de rodillas para continuar su labor con el capote por lances a pies juntos, en las banderillas invitó a El Conde, y juntos y con espectacularidad cubrieron el segundo tercio.

Brindó su faena al respetable para comenzar a doblarse con el toro que también tuvo nobleza, de recorrido y transmisión con el que El Chihuahua se asentó, toreando con trazo largo, y además disfrutando y por tanto transmitiendo al tendido. La faena fue coronada por una gran estocada, y de nueva cuenta el juez despachó con la cuchara grande otorgándole los máximos trofeos. El toro además fue premiado con una vuelta al ruedo.

El que cerró plaza, toro con emotividad con el que El Chihuahua lució con un quite por zapopinas, y con la muleta mostró además de la sobrada determinación y voluntad, buenas maneras, inició de rodillas, y después ligó una faena con mucha variedad, e inventiva, haciendo que el toro embistiera y sobre todo transmitiera. El acero nuevamente fue su aliado por lo que cortó dos orejas y rabo.

La tarde inició con el esperado espectáculo de los Recortadores Españoles, Christian Parra, Joel Rodríguez, y Daniel Alonso, quienes realizaron las tres suertes que conforman el recorte.

El recorte, que es citar al toro de frente, salir al encuentro y cortarle el viaje ganándole la cara y saliendo de espaldas, también realizaron el quiebro, donde se cita al toro, aguantar su llegada, y engañarle con un movimiento en la cintura; finalmente el salto que es pasar por encima del toro, también fue ejecutado por los recortadores, suerte conocida mayormente como el tirabuzón.

Las tres suertes las ejecutaron a un toro castaño de la ganadería de San Fermín, que se prestó para el desarrollo del espectáculo de los Recortadores que cayeron de pie ante la afición de Tlaltenango.