Lección de Fandiño en el festival de Medellín
Viernes, 08 Feb 2013
Medellín, Colombia
Paulo Sánchez | Especial
Se impuso con autoridad a las condiciones de su novillo
Un momento importante protagonizó Iván Fandiño esta noche en Medellín, al cuajar al novillo que le correspondió, cortando las dos orejas en el Festival en homenaje a la Virgen de la Macarena.
Y fue de esta manera como el torero vasco justificó el reclamo general que se produjo por su exclusión de la Feria de Sevilla, y dejó esta noche un recital de aplomo, temple, tiempo y distancia, como no vimos en el resto del festival que a punto estuvo de ser una sesión narcoléptica por el juego de los toros de La Carolina.
Estuvo brillante Fandiño, entendiendo perfectamente al toro, al que no se podía obligar, y en cambio lo esperó y toreo siempre a favor del toro que acometió siempre con la fuerza justa y poca codicia, pero sometido a la muleta de Fandiño, a pesar de que quiso irse pronto a tablas. No solo sujetarlo en los medios y en el tercio fueron las virtudes de la faena, lo fueron también la paciencia, el reposo y la claridad del torero. El espadazo puso la cinta a la obra y poco tardó el presidente en asomar los pañuelos.
El Cid también cortó las dos orejas con una faena que tuvo firmeza y suavidad. Corrigió el defecto del toro de clavar los pitones en la arena, recortando un poco los muletazos. En el final inteligente Manuel que terminó de meter a los aficionados en la faena con un circular en el que obligó al toro. Faena correcta, con gracia y mucha conexión con los tendidos.
A Sebastián Castella le correspondió torear al de reserva, porque el titular se partió el pitón contra el burladero por la fuerza con la que alegremente partió plaza. El sobrero, que debió quedarse en los corrales, salió para aguar la noche que había comenzado bien. No quiso saber nada de Castella y su muleta, y a pesar de que el francés lo buscó por todo el ruedo, el manso salía huyendo en cada intento del torero.
Javier Castaño apenas pudo brillar en el tercio de capa, porque a la muleta el novillo llegó con muy poco: poco de fuerza, poco de clase y poco de raza. Las series no alcanzaron regularidad ni estética, tampoco ligazón, y al final, a pesar de las ganas de agradar del torero, el toro no lo dejó estar a gusto.
Preocupa el mal momento de Luis Bolívar, que complicó tanto la cosa, que al final un gran sector del público pitó al toro que nada tuvo que ver con la deslucida actuación del torero colombiano. Equivocó la lidia, se embarulló y apuró lo que debió hacer con pausa. Dos desarmes hicieron que el público de nuevo lo protestara, y no vieran los breves pasajes buenos de su labor en los que bajó la mano y alargó el brazo con buena técnica en distintos muletazos.
El novillero local Luis Miguel Castrillón, tuvo también mala fortuna con el novillo que le correspondió, y no se llevó más que un revolcón sin consecuencias. Novillo manso y peligroso al que Castrillón no consiguió parar por haber estado demasiado atropellado.
Ficha Medellín, Colombia. Centro de Eventos "La Macarena". Festival nocturno. Novillos toros de
La Carolina, de juego variado y poca fuerza en general, de los que el más potable fue el 1o. Pesos: 401, 426, 427, 423, 381, 413 y 352 kilos.
Manuel Jesús "El Cid": Dos orejas.
Sebastián Castella: Palmas.
Javier Castaño: Silencio.
Luis Bolívar: Leves pitos.
Iván Fandiño: dos orejas.
Luis Miguel Castrillón: Silencio. Incidencias: Destacó en banderillas
Wilson Chaparro "El Piña", que saludó
tras parear al 5o.
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