La salida a hombros de Alejandro Talavante y Octavio García "El Payo" fue la prueba más fehaciente del momento por el que atraviesa la baraja de toreros jóvenes de nuestro país. Se ha escrito en las crónicas de los festejos en semanas recientes, lo hablan los aficionados y esta noche, en el marco incomparable de la plaza de Juriquilla llena a su máxima capacidad, quedó constatado que hay una baraja de toreros de nuevo cuño que son capaces una tarde sí, y otra también, no solo de pelear las palmas sino de mantener un ritmo y crecer en su concepto del toreo.

Si Alejandro Talavante realizó una faena intensa al sexto, con naturales de alta nota al buen toro de Los Encinos, del cual consiguió las orejas tras un epílogo por bernadinas y una estocada algo trasera y desprendida, respondería El Payo con una faena muy seria al séptimo, al cual supo tener paciencia y alternar el toreo por ambos pitones para desengañar las embestidas primero, y después ponerse en el sitio, aguantar que los pitones le rozaran la taleguilla y tirarse con decisión para recetar un estoconazo y cortar las dos orejas también.

Fue este el momento culminante de la noche, con la gente entregada a los toreros y reconociendo la inventiva y calidad de Talavante y el momento de madurez que ha ido alcanzando en su quehacer El Payo.

Antes había estado Alejandro Talavante por encima de las condiciones de su primero, al que le faltó un punto de transmisión y quizás por ello la gente no terminó de meterse en la faena, si bien le reconoció con una ovación desde el tercio tras media tendida y un descabello. Por su parte El Payo no tuvo opción alguna con su primero, que si ya de salida mostró estar justo de fuerzas, además se partió la mano derecha en el último tercio, teniendo el torero queretano que abreviar, labor que fue silenciada.

Pablo Hermoso de Mendoza volvió a una de sus plazas talismán y pudo tocar pelo con el primero de su lote, un toro de Bernaldo de Quirós al que había que pisar el terreno, encelarlo a la distancia corta y sacarlo más hacia los medios, labor que con Hermoso ha ido evolucionando hacia nuevos derroteros con su revolución a caballo, usando a las jacas autenticamente como capotes o muletas con los que se puede citar o incluso haciendo los toques precisos para encelar la embestida.

Si en su primero estuvo certero con el rejón de muerte, en el otro toro de su lote malogró lo que bien le hubiera significado la salida en hombros. El toro, que también perteneció al hierro de Bernaldo de Quirós, tuvo mayores prestaciones que el anterior y por ende la faena tuvo mayor emoción, sobresaliendo con "Disparate" y "Habanero" en banderillas y un emocionante par a dos manos montando a "Pirata", seguido de un desplante tomando los dos pitones del toro con ambas manos. Lamentablemente falló Pablo con el rejón de muerte y fue decreciendo el entusiasmo hasta quedar el balance en tibias palmas.

Por su parte Rodolfo Bello tuvo detalles durante sus dos toros. Su primero, si bien le faltó un punto de empuje tuvo prestaciones, mientras que su segundo llegó al tercio de muerte embistiendo con fuerza a las cabalgaduras, por lo que en ese sentido tuvo suerte con los toros de Marrón que le correspondieron. Mostró el nerviosismo normal en el de la ceremonia, donde destacó al clavar uno de los rejones de castigo y reclinándose en la silla de montar para incitar al toro con la banderola que resultó espectacular.

En su segundo hubo una banderilla de gran nivel, haciendo la batida a pitón contrario con mucha verdad y clavando en lo alto, lo que sin duda fue el momento estelar de su actuación. En ambos tuvo que hacer uso del descabello, llegando a escuchar también un aviso.