El diestro tapatío Oliver Godoy, quien se sumó de último momento a la combinación, resultó el mejor librado de la segunda corrida de la temporada en la plaza Monumental de Mérida tras sendas vueltas al ruedo, en tarde con detalles por demás interesantes tras la suelta del encierro de Manolo Espinosa que, por complicado, mantuvo la atención de los aficionados.
Si bien es cierto que el cartel juvenil apenas y alcanzó para copar un tercio de plaza, es un hecho que al final quienes asistieron llevaron algo para contar a casa, ya por la disposición de los matadores, pero también por el juego de algunos de los toros que, durante todo el festejo, exigieron a los coletas.
Y se destaca el juego de los toros de Manolo Espinosa, porque sin duda que hay que resaltar cuando la raza y la casta asoma en alguna de nuestras ganaderías, cuya cabaña ha escrito ya demasiadas historias de aburrimiento relacionadas con la consanguinidad, el descastamiento, la debilidad y la añorada bravura.
En el caso que nos ocupa, ni al caso imaginar un encierro para narrar florituras, toros de entra y sal o características para enarbolar faenas poderosas, pero si una corrida que mantuvo a lo largo de su historia a los aficionados pendientes de cuanto ocurría. La razón, toros con fijeza, hocico cerrado casi hasta el final de la lidia, con puntos destacados de raza y buen fondo de casta, nada fáciles, exigiendo a los toreros y las cuadrillas, transmitiendo emoción, espectáculo y pasajes de torería.
El primero del festejo, un toro que empezó con flojedad y se tornó incómodo por rebrincado, fue para Arturo Macías. El hidrocálido lo intento con la muleta en la derecha, más al final los intentos fueron en vano pues no hubo pleno acomodo.
Con su segundo, Macías logró sus mejores momentos. Una faena aceptable con un toro tardo, pero de juego interesante pues había que pisarle los terrenos, dando paso a una faena derechista, con el toro empujando una vez embarcado en la sarga, aunque al final no se rompiera en definitiva.
El sustituto Godoy tuvo en su primero al mejor del encierro, un toro enrazado, con calidad en sus embestidas y que exigía una faena sin mácula, por lo que sin duda que el tapatío aprendió un carro…
Y como el toro empujaba con los riñones y no estaba como para errores, el joven coleta terminó por llevarse dos feas volteretas. Pero más allá de arredrarse, el torero se echó para adelante, con el reconocimiento popular.
Oliver le plantó cara y le cuajó muletazos de valía a un toro que sabía lo que se dejaba atrás de los engaños, pero que agradecía cuando lo bien conducían. Una demostración de lo que transmite un toro con raza, bien toreada. El balance final, palmas al toro y la vuelta para el torero.
Con su segundo, de nuevo quedaron de manifiesto sus ganas. El toro regateó las embestidas e iba por oleadas, más el jovencito que por momentos asoma verdor, volvió a quedarse quieto e intentarlo con la muleta en la mano, por lo que luego de certera estocada hasta le pidieron la oreja, bien denegada por el juez de plaza Ulises Zapata, por lo que todo quedó en una vuelta.
Por lo que toca a Gerardo Adame, habrá que decir que también ha tenido una tarde digna y entregada. Su primero, un toro que asomó nobleza y transmisión -sobre todo por el lado derecho-, se prestó para pasajes de interés, sin que la muestra llegara a grandes niveles. Mató de estocada y descabello. Palmas.
Con el que cerró plaza, de nuevo anduvo dispuesto. Complicado resultó el astado, que se vino a menos en el último tercio, por lo que de nuevo hubo de remar contra corriente, entrega que al final le agradecieron los presentes.
Mérida, Yuc. Segunda corrida de la temporada. Un tercio de plaza. Toros de Manolo Espinosa, bien presentados y complicados en general, destacando el segundo con palmas en el arrastre. Pesos: 540, 500, 505, 545, 580 y 535 kilos. Arturo Macías (verde y oro): Palmas y división de opiniones. Oliver Godoy (bugambilia y oro): Vuelta y vuelta. Gerardo Adame (gris y pasamanería en blanco): Palmas y palmas. Incidencias: El juez Ulises Zapata exigió hasta un cuarto turno en banderillas al quedar solo un palo en los turnos respectivos, además de generar polémica al no permitir la entrada al callejón a los paramédicos. Destacó en cuadrillas el varilarguero Erick Morales, tras el puyazo al quinto.