Alfredo Ríos "El Conde" ganó el trofeo de la "Banderilla de Talavera" al mejor segundo tercio de la corrida de esta tarde en "El Relicario" de Puebla, donde cortó una oreja al igual que sus alternantes, Israel Téllez y Antonio García "El Chihuahua".
Se vivieron momentos de intensa emoción provocada por el principal protagonista de la fiesta, el toro, que con su arrogante belleza dio seriedad al espectáculo. Fue con el corrido en cuarto lugar que Alfredo Ríos cuajó el mejor tercio de banderillas inclinando la balanza a su favor para llevarse el premio.
Después de mostrarse variado con la capa destacando su quite por vizcaínas, lució tanto en el par de la moviola, como al violín y finalmente al cuarteo entre el alboroto del público; viendo el recorrido del toro realizó un trasteo con verticalidad y asentamiento, culminado con un espadazo de cierta travesía que puso al toro en manos del puntillero y en las de Alfredo la oreja mejor concedida del festejo, paseándola después que el de Autrique fuera arrastrado entre palmas.
Con el que abrió plaza dotado de una percha y aplaudido de salida, El Conde lanceó sobre piernas ante las descompuestas embestidas; banderilleó la cuadrilla con evidentes apuros dando paso al matador, éste se dobló con conocimiento antes de hacer tragar al animal en meritorios muletazos que resultaron más de lo esperado; fue despedido con palmas al terminar de estocada tendenciosa y descabello.
Mucho cuajo tuvo el quinto, siendo ovacionado al salir se aplomó en el último tercio, Israel estuvo aseado con el capote y regular en banderillas, con la muleta mostró deseos pisando terrenos comprometidos sin respuesta, al matar fue enfrontilado sin embargo dejó la espada en buen sitio haciendo doblar, con escasa petición el juez le obsequió una oreja.
El segundo fue un toro musculoso que se arrancó de largo con alegría sobre el caballo de Javier Prado; aguantó el piquero la reunión siendo un momento emocionante hasta que se quebró la garrocha; le faltó castigo al burel que llegó con complicaciones haciendo ver mal al de Uriangato, que se retiró en silencio tras fallar con la tizona.
Sin fijar las zapatillas, El Chihuahua recibió al sexto, después instrumentó faroles invertidos y sus pares de banderillas brincando al momento de clavar impresionaron al graderío que le festejó más cuando hizo su número de dejar un sombrero en el testuz, en muy contados momentos toreró con verdad y pese a la estocada caída le entregaron benévola oreja.
Lanceando con el pie atrás recibió al tercero, después de unas navarras movidas cubrió el segundo tercio con voluntad, el toro calamocheaba no obstante en los contados momentos que hubo temple, el desplazamiento fue mejor pero se conformó con poco, señaló un pinchazo antes de colocar estocada desprendida y sin que se lo pidieran dio vuelta.