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Triunfan todos en la corrida de Monterrey

Domingo, 18 Mar 2012    Monterrey, N.L.    Javier Ramírez | Foto: Ricardo Vargas         
Hermoso, Spínola y Lomelín, salieron a hombros
El rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza, los toreros a pie Fermín Spínola, Juan Pablo Sánchez y el novillero Antonio Lomelín, tocaron pelo en el festejo mixto celebrado en la Monumental Monterrey, donde se repartieron un total de siete orejas.

Como hace mucho tiempo no sucedía, desde hace casi dos semanas los medios de comunicación de Monterrey le dieron un amplio despliegue a la corrida mixta de la Monumental Monterrey y pese a que los pronósticos del clima no eran halagadores, la afición compró con antelación sus entradas pues la corrida prometía un gran espectaculo con el regreso de Pablo Hermoso de Mendoza a esta ciudad.
 
Y lo que al inicio era un simple pronostico, se cumplió. Dos horas antes del festejo, la lluvia se apareció de manera intermitente, pero molesta, al grado tal que se puso en riesgo la suspensión del festejo ¡con casi el aforo cubierto!
 
Pero con un "vamos a darle", Hermoso de Mendoza, quien mayor riesgo llevaba por el ruedo mojado, dio la orden de que el festejo se echara pa'lante, quince minutos después de la hora anunciada.
 
Y así, entre un gran ambiente de la mojada afición, cubierta con multicolores capas, dio inicio la corrida que al final tuvo un resultado encantador, con la salida a hombros del navarro y los toreros que lleva su administración: Fermín Spínola y el novillero capitalino Antonio Lomelin, quienes cortaron sendo para de orejas.
 
A pie, sólo Juan Pablo Sánchez cruzó el ruedo de regreso, llevándose una oreja en su espuerta, eso sí, una oreja ganada a toda ley.
 
Abrió el festejo Lomelín, quien de inicio saludó a su enemigo de nombre "Lorenzo", con dos largas cambiadas de hinojos al hilo de tablas, a manera de ir calentando el graderío. Tras el tercio de varas, el hijo de la leyenda del mismo nombre quitó por tafalleras y saltilleras, destacando sus pies bien clavados en la arena y con un valor impresionante.
 
El de Golondrinas tuvo recorrido y Lomelín toreo a placer al primer ejemplar de su presentación en esta plaza. De pinchazo, media ración y cuatro descabellos culminó su labor, previo aviso que le mandó el juez de plaza, Antonio Quiroga.
 
Hermoso de Mendoza, con el segundo de la lidia llamado "De Vito", nombre con el que el ganadero homenajeó muy a su estilo a ese artista hollywoodense de corta estatura, mantuvo en alto el ánimo de un público que cada año se le sigue entregando como el primer día. El centauro lidió ejemplares de Los Encinos, de buena presencia y mejor juego el primero, al que le cuajó una sensacional faena desde que con "Estella" paró las bravas acometidas.
 
La maravilla de ver cómo lleva templado por la grupa por toda la circunferencia quedó plasmada con "Chenel", en tanto que "Icaro" hizo las delicias del cónclave al bailar al ritmo del Corrido de Monterrey que jaleó la afición, mientras que con "Piarata" remató su labor clavando cortas, para sellar con un rejón de muerte al primer viaje, cortando las dos orejas.
 
Por más que lo intentó por los dos lados, Fermín Spínola no logró el acoplamiento con "Manolo", un toro ensabanado de embestida corta con el que no hubo suerte, liquidándolo tras dos pinchazos.
 
Juan Pablo Sánchez, quien reforzó el cartel original, sacudió de nueva los tendidos con otra magistral faena de buen gusto, templada y reposada ante "Eloy", otro de los ejemplares de la ganadería nuevoleonesa que llevó el nombre del Pequeño Gigante. El de Aguascalientes estuvo certero con la espada y le cortó una oreja, con petición de dos que el juez no concedió.
 
Ya con el cielo abierto y los rayos solares en el ocaso, Hermoso de Mendoza enfrentó a "De Niro", el segundo artista del cinematografo que ayer se le recordó en el cartelillo y con el cua lel hispano logró importantes momentos, ahora montando a "Garibaldi", de recibo, a "Van Gogh" y "Dalí" en el segundo tercio y a "Pirata" para matar, no redondeando su actuación con el rejón de muerte. Es raro ver a Pablo bajarse del caballo y tomar la muleta para oficiar con la espada corta, como lo hizo en la Monumental, llevándose a cambio una carretada de aplausos.
 
Spínola iba a por todas en su segundo, "Luis", llamado así por uno de los hermanos Briones, neolonés también y que brindó al jugador del equipo local Tigres, Héctor Mancilla, logrando una faena variada,  que caló en el animo de la afición que en correspondencia le gritaba una y otra vez ¡torero, torero!. Al oficiar con la espada se perfiló por derecho y sepultó una gran estocada para cortar las dos orejas y asegurar el triunfo.
 
Sánchez, con "Félix" (Briones), el septimo de una larga función, volvió a estar en plan sereno, enterado y artista, pero el astado pronto se apagó y no hubo más oportunidad de lucimiento. Y lo que bien empezó, bien tenía que terminar....
 
Saltó a la arena "Raúl", un novillo de bonitas hechuras, avanto, al que Lomelín recogió con el percal suavemente, por verónicas de pinturería. El ejemplar acudió al caballo, para luego dar paso a lo mejor de la tarde de los de a pie.
 
Con una serenidad pasmosa, Lomelín realizó un quite de hasta en cinco ocasiones por zapopinas que revolucionaron el ambiente. Luego tafalleras y un sensacional remate rodilla en tierra. La plaza hervía para entonces de entusiasmo, pues el chaval se estaba echando a la bolsa de manera increible al publico, superando en su quehacer a los propios matadores, Spínola y Sánchez.
 
Y luego, claro está, a la memoria de su padre vinieron los péndulos, milimétricos en el centro del anillo, una y otra vez, y como remate señorones desdenes con los bien clavados, erguida la figura y mirando de frente.
 
La faena de muleta fue un compendio de pases de todas marcas, con un Lomelín entregado a lo suyo y un publico frenético gritando de nueva cuenta ¡torero, torero!, que hacía que hasta la piel se enchinara.
 
Molinetes, naturales, derechazos, en redondo, vitolinas, cambiados de mano, desdenes, dosantinas, joselillinas y todo lo que le venía en mente ejecutaba el novillero, quien no daba crédito a que su presentación fuera un éxito. Al intentar matar la afición se lo impedía; unos le pedían que siguiera toreando y otros más clamaban por el indulto. Al final se fue tras la espada y un pinchazo en mala hora. Borró el pinchazo con joselillinas y luego la estocada con el sello de la casa. Dos orejas para Antonio y la salida a hombros de la plaza.

Ficha
Monterrey, N.L. Monumental "Lorenzo Garza". Primera corrida de la temporada. Más de tres cuartos de entrada (unas 9 mil personas) en tarde lluviosa. Dos toros de Los Encinos para rejones (2o. y 4o.), buenos; seis toros y dos novillos (1o. y 8o.) de Golondrinas, de escaso juego en su conjunto, con excepción del 8o., que fue el mejor. El novillero Antonio Lomelín (corinto y oro): Palmas tras aviso y dos orejas. El rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza: Dos orejas y palmas. Fermín Spínola (obispo y oro): Palmas y dos orejas. Juan Pablo Sánchez (azul celeste y oro): Oreja y palmas. Incidencias: Destacó en banderillas Gustavo Campos, que saludó.


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