Barba cumple su promesa en La México (video)
Domingo, 18 Mar 2012
México, D.F.
Juan Antonio de Labra | Foto: Sergio Hidalgo
Cortó tres orejas y compartió el triunfo con Sergio Hernández Weber
En esto de los toros dicen que es preferible ser cronista que profeta, y lo cierto es que no son muchos los toreros que se atreven a declarar que saldrán a hombros antes de torear un festejo; mucho menos si se trata de una corrida en una plaza de gran responsabilidad, como La México.
Sin embargo, cuando se ha sufrido un incomprensible veto de dos años sin venir a la capital y un matador está embalado, triunfando en todos los sitios, no resulta difícil ponerse a pensar que hará todo para buscar ese triunfo con la mentalización de quien se siente marginado y quiere volver a gritar con fuerza: "¡Aquí estoy!"
Pues eso, amigos, fue lo que precisamente hizo Fabián Barba en el coso de Insurgentes la tarde de hoy, donde cumplió la promesa que había hecho hace unos días a Jorge Raúl Nacif en la entrevista que publicamos en este medio.
Y al término de la corrida, al menudito torero hidrocálido "le crecieron las patas", como cierta vez se aventuró a advertir jocosamente Eloy Cavazos a don Nacho García Aceves, el día que le pidió una oportunidad para torear en la desaparecida plaza "El Progreso" de Guadalajara y aquel hosco empresario –serio y talentoso–, le dijo que no lo ponía porque estaba muy chaparrito. Al final de la novillada, Eloy le dijo con su característica guasa, cuando pasaba a su lado a hombros: "Don Nacho, ya estoy más grandote que usted; ya vio: hasta me crecieron las patas".
La imagen de un triunfador es grata, y doblemente feliz en circunstancias como la de hoy, porque al margen de las tres orejas que obtuvo Fabián, demostró que es un torero a tomar en cuenta por las empresas de todo México; que tiene valor, carácter, claridad de ideas y el oficio que tan bien aprendió desde que era alumno destacado de la escuela taurina de Madrid.
Con estos argumentos cuajó una actuación ante la que nos quitamos el sombrero; o dicho en taurinísimo caló, exclamamos un convencido "¡chapó!" Así de decidido salió a enfrentar a los dos toros de su lote, el mejor de un excelente encierro de Cuatro Caminos (léase Rancho Seco, que al fin y al cabo es lo mismo, ya que ambos hierros de la familia Hernández no se llevan por separado), que también confirmó que la ganadería tlaxcalteca ya encontró un buen equilibrio entre bravura y nobleza que, seguramente, le va a servir para lidiar en carteles más rematados.
Y así como estos toros deberían jugar en tardes de relumbrón, con figuras incluidas, también toreros como Fabián Barba o sus alternantes –Christian Ortega y Víctor Mora, que cortaron una oreja por cabeza– deberían de ocupar puestos en otro tipo de combinaciones.
Resulta penoso que una corrida tan entretenida, como la de hoy, con toreros que piden paso y toros buenos, sea vista por unos 3 mil 500 espectadores en la plaza. No se vale. La empresa debe de estar más atenta y tener mayor sensibilidad a la hora de brindar "oportunidades", para que la labor de los toreros con esta ambición trascienda de otra manera.
Si la faena al segundo de la tarde fue una probadita de temple, colocación y torería, delante del quinto, Fabián Barba sacó lo mejor de su repertorio y volvió a estar igualmente lucido desde que se abrió de capa, con una limpísima larga cambiada en los medios.
Y así discurrió el resto de la lidia, con la inteligencia a flor de piel, en la que aprovechó a un toro alegre y repetidor, al que si acaso faltó humillar un poco más, y con el que la escasa asistencia que había en los tendidos vibró con el toreo recio y largo del hidrocálido.
Una estocada entera, un tanto delanterilla, fue suficiente para que las dos orejas de “Concho” fueran a parar a manos de Fabián, que estaba muy emocionado, y no era para menos, en medio del reconocimiento unánime del público que disfrutó mucho esta completa actuación.
Ya desde el comienzo de la tarde, la labor de Christian Ortega había estado marcada por la limpieza de trazos, su facilidad con las banderillas, y un acertado manejo de la muleta, ante el toro más completo del encierro. No sólo por hechuras –era bajo, reunido, precioso, en suma–, sino porque nunca abrió el hocico y siguió la muleta con decidida bravura.
El sobrino de Marcos Ortega anduvo resolutivo y templado, no obstante que no torea con la continuidad que quisiera, y así fue como le cortó una oreja de peso tras despenarlo de una magnífica estocada.
La faena al cuarto no tomó vuelo quizá porque el toro fue un tanto incierto y no terminó de entregarse a la muleta del torero capitalino, que salió satisfecho de la plaza después de mostrar cualidades suficientes para seguir abriéndose camino en el panorama actual.
Cuando ya parecía que Víctor Mora se iba a ir en blanco, en buena medida porque en el sorteo, como tercer espada, le "habían" dejado el lote menos toreable de la corrida, a base de esfuerzo y paciencia, le robó meritorios pases al sexto, que terminó rajándose, con el favor del público de por medio, y una actitud más que encomiable.
El otro hidrocálido del cartel no se desesperó, y aunque el juez de plaza le envió un recado en la parte postrera de la faena, lo que no es nada común en México, siguió en lo suyo hasta arrancarle la oreja al de Cuatro Caminos.
La estampa torero de Fabián Barba a hombros, en compañía del ganadero Sergio Hernández Weber, fue el colofón más significativo a una de las temporadas más brillantes de los últimos años.
Ficha México, D.F.- Plaza México. Vigésima primera corrida de la Temporada Grande. Unas 3 mil 500 personas en tarde nublada y de agradable temperatura. Toros de
Rancho Seco, bien presentados, y de buen juego en su conjunto, salvo el 6o., que resultó deslucido. Destacaron 1o., 2o., y 5o., éste último premiado con arrastre lento. Pesos: 475, 495, 470, 500, 479 y 477 kilos.
Christian Ortega (nazareno y oro): Oreja y ovación.
Fabián Barba (azul marino y oro): Oreja y dos orejas.
Víctor Mora (marfil y oro): Palmas y oreja tras dos avisos. El ganadero
Sergio Hernández Weber y sus hijos dieron la vuelta al ruedo en compañía de
Fabián Barba, tras la lidia del 5o. toro. Y al final salieron a hombros
Barba y
Hernández Weber. El juez de plaza,
Gilberto Ruiz Torres, lanzó un aviso a
Víctor Mora cuando todavía estaba toreando de muleta.
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