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El Pana brilla con luz propia en Quito (fotos)

Viernes, 25 Nov 2011    Quito, Ecuador    Juan Antonio de Labra | Enviado          
Realizó una faena inspirada que agradó mucho al público
Al son del mariachi apareció El Pana sobre una calesa en las calles aledañas de la añeja plaza Belmonte de Quito, donde un nutrido grupo de aficionados y curiosos lo rodearon para saludarlo y tomarse la foto.

Este singular personaje, que nunca antes había venido a torear a Ecuador, cautivó las miradas de propios y extraños, ofreciendo espectáculo prácticamente desde antes de que comenzara el festival de la Virgen de la Esperanza de Triana por el que, en ediciones anteriores, han pasado varias figura del toreo.

Y vestido de charro, con el sobrero calado, y el puro en la boca, Rodolfo saludaba, gustoso y emocionado, a todos aquellos que se acercaron a la calesa, que fue el centro de atracción de reporteros gráficos.

La sonrisa del torero se ha acentuado con la delgadez de su rostro, en el que se podía adivinar un sentimiento especial en esta parte del continente, donde la palabra "pana" es un coloquialismo para describir al amigo, al "cuate", como decimos en México.

Así que no sólo su atrayente personalidad había despertado expectación, sino también este apodo cuyo origen se remonta a la tahona, uno de los primeros y principales oficios del torero de Apizaco en su juventud.

Dos despaciosas vueltas dio Rodolfo a bordo de la calesa, seguido del mariachi que entonaba canciones mexicanas, y así fue ambientando la noche en un escenario donde, minutos después, su toreo iba a brillar con luz propia.

Porque la actuación de El Pana tuvo donaire e inspiración, ante un público atento que lo esperó mucho y que terminó entregándose al ver que aquel hombre de casi 60 años de edad, toreaba con gusto y variedad a un novillo que fue manejable, aunque tendía a escupirse de las telas.

El quite combinado, los molinetes, los afarolados, las sanjuaneras, así como varios derechazos con el tronco partido y la muleta adelantada, cautivaron al público que vio con mucho agrado a Rodolfo, siempre pintoresco, siempre diferente, cobijado por unas bulerías cantadas en vivo que se antojaban ciertamente extrañas en el instante en que este charro hilvanaba las suertes toreras en distintos terrenos del ruedo.

Y cuando se perfiló para entrar a matar, como que muchos dijeron: "No, matador, ya no se matan los toros!", saliendo de su apuro en el momento en que El Pana simuló la suerte deslizando la hoja de la espada por encima de la espina dorsal del novillo.

La ovación no se hizo esperar y hasta dos vueltas lo obligaron a dar, las que dio a la usanza mexicana; es decir, hacia el lado contrario de las manecillas del reloj. Luego se metió satisfecho al burladero para encender otro puro y dar una honda calada que debió saberle a gloria tras haber disfrutado el toreo y la comunión que supo crear con el público.

El resto del festival careció de relevancia artística, salvo unos mecidos lances de Julio Aparicio y otros detalles sueltos al segundo novillo de la noche, el único que mantuvo un comportamiento encastado hasta el final y con el que el torero madrileño no terminó de acoplarse con la muleta.

Finito de Córdoba toreó con recursos y alivio a un ejemplar complicado, que embestía arrollando con la cara alta, mientras que Javier Conde se topó con otro novillo que no le dio ninguna opción de lucimiento así que regaló un sobrero para dejar constancia de su personal toreo en una faena que le llegó mucho al público.

Así que El Pana se llevó la noche, y se robó el cariño del público quiteño, demostrando, una vez más, que a sus años todavía mantiene viva la llama de la emoción e intacto el sentimiento del toreo.

Ficha
Quito, Ecuador.- Plaza Belmonte. Séptima edición del festival de la Virgen de la Esperanza de Triana. Tres cuartos de entrada en noche fresca. Cinco novillos de Triana (2o. y 3o.) y Huagrahuasi (1o. y 4o. y 5o., como sobrero) y  bien presentados, complicados en su conjunto, de los que destacó el 2o. por su bravura. Pesos 400, 430, 395 y 430 kilos. Rodolfo Rodríguez "El Pana": Dos vueltas. Julio Aparicio: Ovación. Juan Serrano "Finito de Córdoba": Ovación. Javier Conde: Silencio y vuelta en el de regalo. Al finalizar el paseíllo se dedicó, mediante la megafonía de la plaza, el festejo en apoyo moral del matador Juan José Padilla.


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