Diego Sánchez y Nicolás Gutiérrez fueron los dos aspirantes a novilleros que consiguieron tocar pelo durante el atractivo festival nocturno celebrado en la plaza "San Marcos", que formó parte de la Feria de las Calaveras.

Diego Sánchez es un jovencito que además de pertenecer a una popular dinastía que encabeza don José Sánchez, y en cuyos integrantes podemos contar a los matadores Ricardo, Luis Fernando (que es su padre), Martín y Juan Pablo, representa a la escuela taurina municipal de Aguascalientes.

Ante un eral de dimensiones considerables tuvo una solvente actuación, y por momentos ejecutó muletazos de buena calidad, aunque si bien es cierto que en otros estuvo a merced de los pitones de la res. Y tras despachar a su enemigo con una estocada eficaz, recorrió el ruedo con un trofeo.

"El Cubitas", como cariñosamente se conoce a Nicolás Gutiérrez es integrante de la Escuela Municipal de Aguascalientes que el día de ayer demostró que sus triunfos en plazas importantes como la de Arroyo no son obra de la casualidad. Con el que cerró plaza estuvo muy variado, tanto en el capote como con la muleta, y su labor se confeccionó con detalles y remates muy toreros que le valieron el corte de una oreja.

El representante de la Escuela Taurina Fernando de los Reyes "El Callao" de Huamantla, Sebastián Palomo, volvió a la San Marcos para proyectar significativos avances. Realizó una buena labor en la que los lances y las buenas series por el pitón derecho calaron en los tendidos. Lamentablemente, falló con el acero y perdió los trofeos. No obstante, obtuvo el reconocimiento general de los buenos aficionados que se dieron cita en el añejo coso.

David Adame es otro jovencito aguascalentense perteneciente a otra conocida dinastía, aquella que fundara el desaparecido don Efrén Adame "El Cordomex", y que andando el tiempo se engrosara con Joselito, Jorge y Gerardo, actuales matadores. David intenta seguir los pasos de sus mayores y por ello estudia en la Escuela Secundaria de las Artes y el Toreo. La actitud que desplegó fue su mayor virtud, pues se topó con el eral menos potable del festejo. Aún así, tuvo muy buenos detalles, sobre todo al cubrir el tercio de banderillas. Al final dio una meritoria vuelta al ruedo.

El queretano Jorge Pérez desfiló como representante de a la escuela capitalina. Es un chaval con mucha proyección, alegre y completo, pero aún está muy nuevo y mostró algunos defectos de técnica. Hay que esperar a que avance un poco más para alternar con los que están más puestos.

Carlos Ortiz, alumno de la escuela de Morelia, también tiene mucho por aprender, desde la técnica, el andar en el ruedo y la seguridad en sí mismo. Se vio en las mismas circunstancias que Pérez, y aún le falta más rodaje para compromisos este, con alumnos más aventajados.