Octavio García "El Payo" fue el triunfador de la corrida de este día en Apizaco, pues cortó la única oreja del festejo, mientras que El Capea dio una vuelta al ruedo y Martínez Vértiz escuchó dos avisos en cada uno de sus toros.

De este resultado que arrojó la corrida de Año Nuevo, fue Octavio el que obtuvo la mejor parte; aunque con el capote no tuvo acoplamiento supo desde entonces ver las condiciones del toro, que tomó bien el engaño por ambos lados en la primera parte de la faena donde los muletazos tuvieron pulcritud; después el toro se empezó a rajar y no fue igual, vino un pinchazo antes del espadazo caído y la concesión de un apéndice que protestaron, y El Payo se guardó mientras recorría la circunferencia.
 
Con el sexto le vimos torear bien a la verónica en los pocos lances que realizó; probó la embestida con doblones suaves y como el recorrido del burel no era lo deseado, el tesón del queretano superó la flojedad del burel, enviándolo al destazadero de pinchazo estocada tendida y un descabello entre el silencio del público que empezaba a salir.
 
Bien ha estado Pedro Gutiérrez "El Capea" con el de Golondrinas, que salió huyendo del primer encuentro con el piquero y luego lo desmontó produciéndose un herradero. El salmantino entendió bien al descastado animal y pudo sujetarlo sobre todo por el lado derecho, pues por el otro salía suelto con mayor incidencia, hasta el cuarto viaje dejó el espadazo definitivo retirándose en silencio.
 
Ante uno de La Estancia, corrido en quinto luga,r no dijo nada con el capote.Sin embargo, con la muleta desarrolló su trasteo en tablas; a partir de que ligó tres dosantinas la faena empezó a levantar, pero como estuvo desacertado con los aceros se metió al callejón; luego lo llamaron al tercio, y aconsejado por uno de sus banderilleros se arrancó a dar la vuelta.
 
Desde su actuación del año pasado en esta plaza, Martínez Vértiz dejó un ambiente poco favorable; quizá recordando eso, el público estuvo duro con él, aunque a decir verdad el torero no entusiasmó a pesar que con su primero intentó ligar el trasteo. Para su mala fortuna estuvo mal con ambas espadas escuchando dos avisos.
 
Ante el cuarto, zancudo y bien armado, bailó con la seda. En medio de un ambiente hostil su voluntad no fue suficiente para inclinar la balanza a su favor, ni con las dos aceptables series de templados naturales a pies juntos; el toro se empezó a aburrir no sin antes lanzar al torero por los aires, quien por nuevas fallas al matar escuchó otros dos avisos