El rejoneador portugués Diego Ventura ligó la segunda salida a hombros de su temporada mexicana, tras el corte de dos orejas en el marco de la tercera corrida de la temporada en la plaza Monumental de Mèrida, donde los aficionados terminaron volcados con su propuesta.

Con un lleno hasta las banderas, apretada como no se veìa a la plaza desde hace varios años, se realizò la primera corrida del 2011: la tradicional de rejones con un mano a mano que respondió a las expectativas, pese a lo descastado y chico del encierro de Vistahermosa, del que apenas y se salvaron dos toros.

Hay que destacar la casta de Rodrigo Santos que, pese a la vitola con que llegó precedido el caballista lusitano, terminó por dar la cara en tarde en la que, si se fue en blanco, fue a causa de sus fallas en la suerte suprema.

Por lo que toca a Diego Ventura, bastaron unas cuantas embestidas para que diera rienda suelta a su puesta en escena. Dando muestras de ser jinete de alta escuela, y cómo no, de inmediato puso la plaza de cabeza en cuanto se le arrancò su primero, encelado tras una banderilla, para dibujar un pasaje. pleno de torería. El toro se arrancó de largo y el centauro lo templo, lo llevó y lo toreó, desde aquí, hasta allá, rodando a dos pistas, del patio de cuadrillas al burladero de matadores, con el toro cosido a la grupa y el olé interminable de los aficionados que reflejaban el momento en sus retinas.

Con su segundo, un toro con recorrido, sin excelsitudes y al que premiaron de manera exagerada con arrastre lento, el caballista dio paso a una faena con ritmo. Con la calidad màs allà de la espectacularidad, destacando las banderillas, siempre dando el pecho de sus cabalgaduras. El climax llegó con su caballo estrella "Morante" que, incluido el pasaje de la mordida a los toros, cuajó dos quiebros en la cara del toro que fueron un portento.

Con los aficionados en la canasta, Ventura fue certero con el rejòn de muerte, por lo que al final terminó por pasear las dos orejas para coronar el momento estelar de la tarde que, de manera inusual, incluyó el paso de una manga de langostas por arriba de la plaza y eran tantas, que por momentos hicieron de techo de la plaza. Una lástima no haberlo podido ver con toros con mejores- condiciones.  

El tercero de su lote, fue otro de los ejemplares que dejaron que desear. Pero los aficionados estaban con Ventura quien, a toro parado hizo gala de recursos para inventarse
la faena. Y vinieron las banderillas a una y dos manos, las cortas y la rosa, con los presentes haciendo que abandonara el rejón de muerte en dos ocasiones, pidiendo
que no dejara de torear.
 
Y el morrillo quedó adornado en lo alto, incluidas las suertes del teléfono y el sombrero en el testuz de su antagonista, como reflejo de la actuación de un torero entregado.

Por lo que toca a Rodrigo Santos, totalmente en otra cuerda del toreo a caballo, decíamos que se debe destacar su raza para salir a dar la cara. Con sus tres enemigos anduvo digno y sin exageraciones. Lo que es más, asomando un mayor acoplamiento con sus jacas y hasta dándose tiiempo para una faena, la de su segundo, plena de reposo y momentos de buen gusto.

Mención aparte merecen los Forcados de Teziutlàn y su forcado de cara Mario Calderòn luego de la pega al que hizo quinto. Un momento espectacular, con el valiente colgado de los pitones del de Vistahermosa, que lo llevó de la boca de riego hasta las tablas, hasta que llegaron las ayudas. La plaza se puso de cabeza, ante instantes de tanta torería.