Arturo Gilio está a las puertas de la alternativa 30 años después de que su padre se doctoró en la Plaza México, en aquella triunfal corrida del 5 de febrero de 1992, cuando regaló al toro "Genovés", de Pepe Garfias, y le tumbó el rabo en presencia de Roberto Domínguez y Jorge Gutiérrez.
A tres décadas de distancia de esa efeméride, pero ahora en la plaza limeña de Acho, dos toreros de aquel cartel presenciarán la ceremonia del toricantano: el maestro Domínguez, que hoy día apodera a Andrés Roca Rey, y el propio Gilio padre, que, en esa ya lejana tarde del 92, nunca imaginó que esto iba suceder.
Pero la sangre llama y la afición es fuerte, y si Arturo Gilio tenía metido en la cabeza al gran Valente Arellano, y a través de su carismática frescura llegó a evocar la figura de aquel inolvidable torero, el menor de los Gilio ha vuelto a entusiasmar a la afición por la solidez de su valor y el buen hacer de su toreo.
De personalidad recia y semblante serio, "Arturillo", como se le conocía en las tientas donde hace todavía hace pocos años andaba haciendo sus pinitos, pronto se convirtió en un novillero a tomar en cuenta por su vocación y su ambición. Y en esos primeros compases de su carrera novilleril demostró que lo suyo iba en serio, hasta que un primer percance en el campo, con esa preocupante lesión cervicales, vino a detener el interesante impulso que llevaba.
Tras sortear la pandemia toreando muchos toros a puerta cerrada, Gilio se fue a la intensa batalla de Europa, y en 2021 sufrió otra lesión similar de cervicales que lo dejó en el dique seco el resto del año. Pero comenzó este 2022 con el pie derecho, con una encerrona en Ciudad Lerdo, donde indultó un novillo de Villa Carmela; cortó dos orejas en la Plaza México y, semanas más tarde, salió a hombros en Aguascalientes tras conquistar un rabo en la "San Marcos".
Y más tarde volvió a cruzar el charco para caer herido el día de su debut en Madrid, plaza a la que regresó este reciente verano, y volvió a demostrar su entrega, además de haber hecho un segundo paseíllo en Zaragoza, en la Feria del Pilar, donde dejó tan buen sabor de boca hace tres años.
Con un bagaje de 38 novilladas con picadores, y la paciencia de no dejarse arrastrar por las adversidades que marcaron su etapa como novillero, el próximo domingo alternará con dos grandes figuras del toreo: Julián López "El Juli" y el propio Roca Rey, que estará en Acho, su "palenque", a la espera de ofrecer un digno colofón a su importante temporada 2022.
Los toros serán de Puerto de San Lorenzo y La Ventana del Puerto, ganaderías salmantinas hermanas. Y ahí estaremos para contarlo en la transmisión especial que haremos para cinco estaciones de radio de distintas regiones de México, a la espera de que la corrida sea un acontecimiento trascendental.