Hablar del doctor Marco Antonio Ramírez es trazar un hilo conductor en torno a tres temas en los que empeñó especial interés a lo largo de su vida: el cine, los libros y los toros, disciplinas a las cuales enfocó gran parte de sus conocimientos que, actualmente, se ven materializados en un invaluable legado cultural, elocuente recordatorio de su pasión por el arte.
Prueba de ello es el Centro Cultural y de Convenciones Tres Marías, un espacio moderno y funcional que cuenta con una superficie de 15 mil metros cuadrados, que habita más de 1400 piezas entre pinturas, grabados, cerámicas, esculturas, trajes de luces, así como diversos objetos relacionados con la Fiesta Brava.
La obra más antigua que puede apreciarse data de 1578. Se trata de un grabado obra de Jan Van der Straet o Satradanus, del libro escrito en latín titulado: "Venationes Ferarum, Anium, Pafcium, Pugna, Beftiarorum: mutuce Beftiarum Depictce, A lioonne Stradurno: Editce A Fuippo Gallceo Carmine ilvstrafce A C Kiliono Duffloeo".
Destaca también el Códice Tlatelolco de 1733, primer testimonio gráfico de la historia taurina mexicana, pintado sobre papel amatl con pinturas vegetales y del que existe constancia en el texto Gaceta de México No. 72, que ofrece los pormenores de las fiestas con toros en honor a la imagen de San Antonio de Padua.
Piezas únicas dentro de la historia del arte dan constancia de los primeros rastros taurinos en la Nueva España; se trata de obras referenciales de distintas épocas, autores y estilos, como es el caso de Francisco de Goya, Pablo Picasso, Salvador Dalí, Mariano Benlliure, Fernando Botero, Roberto Domingo o Ignacio Zuloaga, Francisco "Pancho Flores, Humberto Peraza, David Alfaro Siqueiros, Diego Rivera, entre muchos otros.
Este magnífico recinto incluye una biblioteca con un acervo de alrededor de 17 mil volúmenes de tema taurino, que se suman a 8 mil tomos relacionados con la historia de México, Michoacán y Morelia, lo que la convierte en el acervo de mayor importancia dentro de América que, junto con la biblioteca española de Antonio Briones, representa un impresionante acervo de enfocado a la Fiesta Brava.
Hablar de Marco Antonio Ramírez Villalón es una invitación a descubrir el mundo del arte, teniendo como referencia el sugestivo universo de la tauromaquia, un legado tangible que nos recordará su presencia como un destacadísimo promotor de la cultura taurina. Además de ello, lo más valioso será el recuerdo perenne de su entrañable amistad y su calidad humana, que es lo verdaderamente trascendente en su figura.