La segunda y última corrida de la Feria Regional de Tlaltenango fue para el matador de toros Sergio Flores, que alcanzó un rotundo triunfo al cortar dos orejas a un buen toro de la ganadería de San Marcos que le permitió mostrarse en el nivel y sitio que actualmente vive su carrera ante la afición que registró un lleno en la plaza de toros “Julián Llaguno”. 

“Carpintero”, de 495 kilogramos fue el toro con el que se convirtió en matador Edgar Badillo, y al que recibió con larga cambiada de rodillas para después torear a la verónica rematando con una pinturera revolera; tras la suerte de varas se recreó con un quite por chicuelinas antiguas. Con el ánimo de ir a más en esta tarde, Badillo cubrió el segundo tercio y lo hizo mostrando sus facultades con las banderillas, dejando tres buenos pares.

Antes del inicio de su faena se dio la ceremonia de alternativa en la que recibió los trastos como matador de toros de manos de Fermín Rivera, quien fungió como su padrino, siendo el testigo de este importante momento el torero Sergio Flores, quien han mostrado su respaldo a la carrera de Badillo que brindó el primero toro de su carrera a sus padres.

Comenzó a doblarse con el astado y en una primera serie por la diestra trazó buenos muletazos que lograron gran transmisión por su calidad. Badillo también probó por el izquierdo ante un toro que fue a menos y se paró con prontitud, no así el ánimo del torero que buscó ir a más, regresando a la senda derechista para seguir estructurando una faena con variedad y tintes de valor. 

Certero con la espada y tras la petición mayoritaria, Badillo cortó una oreja, de peso, y de gran valor por ser la primera de su carrera como matador que inició con el pie derecho. Con su segundo “Herrero”, de 520 kilogramos, tuvo una actuación cuesta arriba, pues no fue un toro fácil ni con el percal ni con la muleta, y tampoco con el acero, pues a pesar de su esfuerzo sonaron los tres avisos; pitos para el torero.

Y aunque tuvo un lote complicado, el matador de toros Fermín Rivera sigue dando el máximo en cada una de sus presentaciones, mostrándose al natural y toreando como es, con esa verdad y sin ventajas, con su primero saludó con elegancia con el capote y con la muleta consiguió muletazos de poder ante un toro que ofreció poco juego, y con el que se esforzó hasta el último muletazo. Poco certero con el acero, Rivera terminó por retirarse en silencio.

Con el segundo de su lote, también se reflejó el esfuerzo de Fermín Rivera, que aquilató naturales con el temple, y pulso que marca la diferencia en su toreo, buscando la pureza a pesar de tener un toro deslucido, con la posibilidad de tocar pelo de nueva cuenta falló en la suerte suprema, escuchó un aviso y palmas.

“Pintor”, de 530 kilogramos, fue el primer toro que le correspondió en suerte lidiar al tlaxcalteca Sergio Flores, quien saludó con mucha cadencia por verónicas rematando con clase al dibujar una media, luciendo también con el quite ceñido por chicuelinas. En su faena de muleta, el tlaxcalteca encontró la calidad de un toro por ambos pitones, estructurando así una faena de calidad, de pases lentos, profundos, y uno a uno con la entrega de un torero que sabe vive su mejor momento.

Faena variada que fue a más, ante un torero que mostró un amplio repertorio pues toreó de hinojos, con pases en redondo, y con detalles que terminar por marcar la diferencia y que lo llevaron a convertirse en el máximo triunfador del festejo. La espada hasta las cintas y en buen sitio hirió de muerte a un toro con nobleza, y calidad de San Marcos, por lo que de inmediato se asomaron los pañuelos blancos en los tendidos del coso de Tlaltenango para exigir las dos orejas que terminó por conceder el juez de plaza.

Con su segundo también mostró un toreo completo tanto con el capote como con la muleta, sin embargo, la espada lo privó de cosechar una oreja, escuchando palmas. Al finalizar el festejo salió a hombros cerrando de manera triunfal este segundo y último festejo taurino de la Feria de Tlaltenango.

Buen sabor de boca dejó también el rejoneador Sebastián Torre que fue quien abrió la cálida tarde taurina en la plaza de toros “Julián Llaguno”, y lo hizo para lidiar a “Mecánico”, de 455 kilos, cayendo de pie ante la afición que supo valorar el esfuerzo y disposición de parte del potosino.  Desde la salida, el ejemplar pudo mostrar buenas cosas y fue embistiendo a la cabalgadura del rejoneador que mostró variedad en las banderillas haciendo de su toreo con una propuesta fresca. Falló con el rejón de muerte y saludó en el tercio para recoger la ovación del respetable.