Desde el barrio: A cinco meses vista
Martes, 08 Oct 2013
Madrid, España
Paco Aguado | Opinión
La columna de este martes
Como cuando se liga bien el toreo, el final de una temporada prepara el inicio de la siguiente. Las embestidas se sueltan en el sitio y el momento exacto para dejar al toro situado ante una nueva arrancada, igual que toreros y apoderados dejan sus asuntos cerrados en otoño de cara a iniciar su estrategia ante el que está por venir. Y esta temporada los hay que no han querido perder el tiempo.
A estas alturas, cuando aún San Lucas no ha cerrado el chiringuito en la melancólica feria de Jaén, el cambio de administración más sonoro a cinco meses vista es el de Alejandro Talavante. El extremeño abandona, por fin, esa "comodidad" en casa grande que buscó demasiado temprano en su carrera para arrimarse ahora al calor torero de Curro Vázquez, en una nueva relación de apoderamiento no confirmada oficialmente pero que ya conoce todo el toreo.
Y parece ser que, entre los de arriba, este no será el último cambio de rumbo durante "las canales": desde hace meses, incluso años, se viene especulando en los mentideros con una ruptura entre José María Manzanares y la casa Matilla, en un rumor que, con añadidos argumentos que trascienden el círculo de confianza, cada vez toma más fuerza y visos de verosimilitud.
De esta forma, con la confirmada de Talavante y la presentida de Manzanares, tales rupturas dejarían al gran oligopolio empresarial sin toreros de primera fila a los que controlar y, por consiguiente, en una incómoda situación de cara a la organización de las ferias del 2014. Y decimos "incómoda" en tanto los cachés de esos primeros espadas ya no estarían sujetos a su juego de intereses.
No es de extrañar, por tanto, que los grandes empresarios, previendo una problemática inédita en las últimas temporadas, anden ahora planteando acciones conjuntas para defender sus privilegios y que, como se comenta por ahí, se hayan reunido hace apenas unos días para replantear sus líneas maestras y sus principales objetivos.
En ese sentido, su enemigo a batir en 2014 seguirá siendo Julián López "El Juli", a quien desde hace varias temporadas intentan mermar fuerza en los despachos. Igual que sucedió con José Tomás, el rubio de San Blas podría ser el objetivo de la conjura de unos empresarios que siguen intentando eliminar del toreo los "malos ejemplos", los de aquellos toreros que siguen ofreciendo resistencia a los planteamientos low cost con que justifican su mezquina política anti crisis.
Boicoteado y fracasado el incauto intento de unión del G-10, El Juli se ha quedado definitivamente sólo ante sus propios problemas, sin aliados posibles a la vista y en un momento clave de su carrera, el que determinará su permanencia o no en la primera línea de fuego en el frente económico. Sin duda, ese duro pulso que las empresas le pueden plantear al madrileño será una de las intrigas fundamentales de la próxima temporada, si es que Juli no toma antes determinaciones más drásticas para evitarlo.
Claro que tampoco las empresas tendrán mucho de lo que tirar en el escalafón de toreros domésticos para contrarrestar la fuerza de las verdaderas figuras. Muchos de esos espadas asimilados o tan dúctiles a sus manejos no han logrado esta temporada, como era de prever, dar el paso adelante en la estimación del aficionado ni han encontrado argumentos suficientes en el triunfo para ofrecerse como alternativa de poder.
Sin verdadera base torera como para coger el relevo, la mayoría de esos toreros domésticos no han estado a la altura de las falsas expectativas creadas por las empresas y la prensa afín, mientras que los carteles "mediáticos", también controlados por la patronal como último recurso hasta en las grandes ferias, han ido desgastándose hasta la caducidad.
De tal forma que al oligopolio no le queda otra que afrontar la que se le viene encima en 2014: un Morante indiscutible sumado a un inevitable José Tomás que, tras un año en blanco, puede que irrumpa con más ganas de torear. Porque aunque intenten evitarlos, o incluso no los quieran contratar, los dueños de la manija no han logrado frenar ni un ápice la arrolladora fuerza de ambos genios aun en estos momentos confusos. Y, tarde o temprano, habrán de rendirse a la evidencia.
Es así como la temporada española de 2014 se vislumbra como una nueva batalla en esta guerra de independencia. Una guerra estamental en la que las empresas siguen considerando a los toreros de más demanda como sus principales enemigos, sobre todo si escapan a su control administrativo.
Lamentablemente, con tantos problemas externos, nos quedan aún por ver y sufrir demasiados combates internos sobre una tierra ya demasiado quemada y en la que casi siempre pierden los mismos: los que pasan por taquilla.
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