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Donde no hay mata, no hay patata

Domingo, 20 Oct 2019    CDMX    Jorge Raúl Nacif | Foto: TPM          
El jalisciense Ramón Jiménez brindó algunas emociones sueltas
"Donde no hay mata, no hay patata", decía con cierta guasa el maestro pamplonica Carlos Sánchez Illundáin, que fuera director en la Universidad Panamericana de la Licenciatura en Comunicación, y aquella frase retumbó en la mente la tarde de este domingo en la Plaza México, pues el escaso juego de los ejemplares de Fernando Lomelí dio al traste con las ilusiones de un triunfo novileril.

Cierto es que los muchachos anduvieron desconfiados, también quizá por ese incómodo invitado llamado viento, pero ante un encierro tan complicado es difícil exigirles que estén por encima de las circunstancias. No olvidemos que apenas son novilleros y transitan el camino del duro aprendizaje... y ni duda cabe que hoy aprendieron bastante.

Paradójicamente, Ramón Jiménez fue el que brindó los momentos que emocionaron más al tendido, aunque todavía está muy verde como para haber debutado en La México. Lo hizo gracias a sus ansias de novillero, que le llevaron a no escatimar en quites y banderillas, colocando incluso meritorios pares de cortas en ambos turnos.

El sitio lo irá adquiriendo y el oficio desarrollando, pero el chamaco tiene carisma y las intenta todas. Su primero desarrolló sentido en la muleta, por lo que Jiménez cayó en un mar de dudas y escuchó los tres avisos al andar fatal con la espada. El segundo que le correspondió fue muy deslucido, así que solamente quedaron los esfuerzos desplegados, más allá de su verdor.

José Mari Mendoza no pudo refrendar los triunfos que le respaldan. No obstante, queda indeleble la magnífica temporada que desarrolló y permanece intacto el caché que ha sembrado. Hoy escuchó los tres avisos al no poder liquidar a su segundo, con el que batalló sin acomodarse durante la lidia y andar desconfiado mientras el burel se colaba con peligro.

Ante su segundo dejó patente que es un torero de clase. Con valor y doliéndose de las costillas, se levantó tras ser arrollado en el capote para, acto seguido, plantear una faena estructurada que fue de más a menos, ante las adversas condiciones de su oponente. Nublado con la toledana (como dirían los antiguos revisteros de toros) y el resultado final dirá que hubo "novillo al corral", aunque estaba disminuido al lastimarse la muñeca derecha.

El francés Máxime Solera es un novillero académico y de buena planta, con técnica, pero esta tarde solamente pudo apuntar ligeros destellos de su tauromaquia. Su primero tendía a rajarse, pero se tornó peligroso al sentirse podido, así que poco permitió ver al diestro europeo.

Su segundo solamente regalaba medias embestidas, siempre con la cabeza a media altura, así que la labor de Solera no alcanzó a tomar vuelo. Ni hablar, ¡otra vez será!

De esta manera, la mesa quedará servida para las dos últimas novilladas de la campaña "Soñadores de Gloria", antes de dar el "banderazo de salida" (en argot automovilístico) a la anhelada Temporada Grande, con un cartel que el 3 de noviembre encabeza el genial rejoneador ibérico Diego Ventura.

Ficha
Ciudad de México.- Plaza México. Décima novillada de la Temporada Chica. Unas 2 mil personas, en tarde ventosa. Seis novillos de Fernando Lomelí, de buena presencia y descastados en su conjunto, complicados en general, aunque algunos pelearon bien en varas. Pesos: 422, 430, 433, 431, 437 y 448 kilos. Maxime Solera (granate y plata): Ovación tras aviso y silencio. José María Mendoza (vino de burdeos y oro): Silencio tras aviso y silencio tras tres avisos. Ramón Jiménez (azul noche y azabache): Silencio tras tres avisos y palmas tras aviso. Incidencias: El subalterno Gilberto Aragón fue atendido en la enfermería de luxación de un dedo de la mano. Saludó Pascual Navarro tras parear al 4o. José María Mendoza pasó a la enfermería para ser revisado de un fuerte golpe en la zona de las costillas y la muñeca derecha.


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