Octavio García "El Payo" cortó una solitaria oreja, que pudieron haber sido tres, después de una actuación de menos a más, en la que faltó contundencia con el acero, la misma que no tuvieron Zotoluco y Arturo Macías, en un maratónico festejo donde ambos toreros regalaron sendos toros.

Abrió la tarde el rejoneador Jorge Hernández Gárate, quien alegró al público con el ejemplar de Jesús Cabrera, con el que pudo recrearse con señorío con los rejones de castigo y banderillas, siendo los momentos más aplaudidos cuando colocó las banderillas cortas y a dos manos.

Acertó con el segundo rejón de castigo, y dio la vuelta al ruedo con los Forcados de Mazatlán, quienes realizaron una valiente pega al segundo intento, misma que brindaron al apoderado Alonso Cuevas, quien maneja las carreras de Zotoluco, y del propio rejoneador.

25 años a cuestas como matador de toros, más de mil corridas, y un sinnúmero de triunfos en los cosos más importantes de México, y España, son insuficientes para Eulalio López "Zotoluco", quien la tarde de este jueves salió dispuesto a todo, como si se tratase de los inicios de su carrera.
Hambre torera definen al diestro de Azcapotzalco que, a base de maestría y sitio, realizó tres meritorias faenas que no pudo coronar con el acero.

Con el primero de su lote, recibió con larga cambiada de rodillas para después cumplir con la capa al lancear a la verónica. Brindó la muerte del de Santa Bárbara al gobernador del estado, Miguel Alonso Reyes, quien hoy rindió su primer informe.Tuvo un buen inicio de faena, pues templó al ejemplar, con el que dejó aseadas tandas por pitón derecho.

Por el izquierdo también pudo lucirse, consiguiendo correr la mano y ligar una de las mejores tandas de su artística faena. Nuevamente por naturales gustó y se gustó; el toro nuevamente embistió con alegría a la muleta de Zotoluco, quien supo estructurar una faena de calidad. Saboreando casa paso de su trasteo, lió su muleta, montó el estoque y se tiró a matar para señalar un pinchazo. Escuchó un aviso, y se retiró entre merecida ovación del respetable.

Con su segundo tuvo un buen saludo capotero y con la pañosa nuevamente con maestría, cabeza fría, y corazón ardiente, deletreó buenos pasajes a un ejemplar al que se le tenía que dar espacio. A base de la gran técnica que le han dado los años, Zotoluco, cerró de gran forma su faena, al torear de rodillas en terrenos comprometidos. Acertó al tercer viaje para escuchar sonora ovación en los medios.

Con la espinita clavada por no haber cortado los trofeos, Zotoluco, en reciprocidad a la gratitud del respetable zacatecano, regaló un toro, también de la dehesa de Santa Bárbara, con el que estuvo dispuesto, y puesto jugándose la vida en cada momento. Su faena tuvo el mismo tenor de las dos anteriores, inteligencia, alegría, solera, y sobrada entrega. Con la oreja en la espuerta se tiró a matar para señalar un pinchazo, acertó al tercer viaje, para recoger por tercera vez las sinceras palmas de la afición que le reconoció su esfuerzo, y ganas de agradar.

Arturo Macías, salió dispuesto a convencer; sin embargo, se topó con dos astados complicados, con los que había que dar un extra que sólo dan los que quieren figurar en esta profesión, como es el caso del diestro hidrocálido.

Al primero de su lote lo lanceó a pies juntos con el percal y remató con pinturera media. Quitó por chicuelinas, y remató con una vistosa media. Brindó al respetable para iniciar su trasteo con un toro sin transmisión. El de Aguascalientes se esforzó, y estuvo valeroso tratando de sacar el poco jugo que tenía el ejemplar. Falló con el acero y escuchó palmas.

El segundo que le correspondió en suerte fue un toro que en ningún momento hizo honor a su nombre, pues nunca embistió con dulzura. Lo recibió con dos largas cambiadas de rodillas, para después lancear por verónicas. Brindó la muerte de su ejemplar al empresario Felipe Pescador. Lleno de valor y con sobrados recursos, El Cejas, lo hizo prácticamente todo, incluso solicitó en las alturas la "Pelea de Gallos", con el único fin de agradar en todo momento a la gente. Dejó buenos pasajes ante un toro que manseó, impidiendo así el lucimiento del valiente gallo de Aguascalientes. Acertó al segundo viaje, y pese a que hubo petición de oreja todo quedó en palmas.

Con el de regalo, de Jesús Cabrera, la tónica fue la misma, pues hizo cosas de manso al escupirse en la suerte de varas, aún así, Macías dejó prácticamente todo en el ruedo, y a base de imaginación, y una valentía que no le cabe en el pecho, estuvo ahí, dando la pela, y la cara al toro, que si bien no le embistió con clase, por lo menos dejó de manifiesto que en Macías hay un torero dispuesto a jugarse la vida en cada tarde. Tuvo fallas con la toledana, y se despidió entre la sonora ovación de la afición que permaneció en los tendidos de la ya gélida Monumental Zacatecas.

Octavio García "El Payo" pudo sacarse la espinita que le dejó su actuación del 20 de noviembre de 2010 en el coso zacatecano -tarde en la que Antonio Romero salió a hombros-, y lo hizo como sólo pueden hacerlo los que quieren vivir de esta profesión, con calidad.

Su primero cumplió con la capa y en la suerte de varas. Con la muleta, el queretano descubrió prontamente las cualidades del toro de Santa Bárbara, por lo que corrió a placer lo mismo la diestra que la zurda. Faena variada, y de gran calidad, que coronó con la espada. El juez concedió una oreja pese a la fuerte petición del segundo trofeo.

Ante el séptimo estuvo a punto de cortar las dos orejas, pues el ejemplar tuvo recorrido, y calidad, cualidades que El Payo, aprovechó a cabalidad. Su trasteo aseado y artístico desgranó sentidos olés en los tendidos, pues el respetable se entregó simplemente al quehacer muleteril del carismático torero queretano. Dejó estocada hasta las cintas, ración de acero que no fue suficiente, pues el toro no dobló, descabelló, y otra vez, pese la fuerte petición, el juez no concedió trofeo alguno, todo quedó en sonora ovación.